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Exalcaldes Intrascendentes y las consecuencias (I)

Las consecuencias de los exalcaldes intranscendentes se evidencian en la etapa posterior, no volvieron a ser elegidos en ningún otro cargo de elección popular. Ese pasaporte al ostracismo lo pagaron por su ineficacia gubernamental, pero al mismo tiempo significa un alto costo para Valledupar.

La actitud deliberada de los exalcaldes de la ciudad, a mi modo de ver, comenzó en la medianía de la década del 90, generando la aparición y madurez de fragilidades urbanas, relacionadas con el rápido crecimiento de la ciudad, particularidad susceptible de las actuales encrucijadas, colisionadas con los desafíos de las ciudades inherentes al crecimiento demográfico, el cambio de su estructura, el cambio climático acelerado, la creciente desigualdad y la habitabilidad deficiente.

Solucionar estos problemas en cuatro años es prácticamente una causa milagrosa, insistir en esta proeza garantiza pasaporte al fracaso, porque las ciudades no se detienen son sistemas en constante evolución. Para el investigador Gary Gardner, co-director del libro de la situación del mundo del Worldwatch Institute titulado “Ciudades sostenibles”. Del sueño a la acción “Una visión bien elaborada puede lograr apoyo social y movilizar la energía cívica para una transformación urbana de largo plazo”

Lo anterior tiene relación con el estudio realizado por Casa Grande Caribe, sobre la pobreza en la Región Caribe, el cual resaltó entre sus conclusiones, la necesidad de acabar con los elefantes blancos en beneficio de la focalización de las inversiones. En Valledupar, podríamos hacer de los elefantes blancos un safari apropiado para la industria turística.

Todos debemos entender los problemas de la ciudad, naturalmente el alcalde y su equipo de gobierno tienen sobre sus hombros la comprensión de los problemas, mediante la estructuración de las famosas políticas públicas, como lo destacó Henri Bergson: “en filosofía, el problema bien planteado es un problema resuelto”

Entendiendo la complejidad de los problemas y las limitaciones de tiempo, he osado en proponer un Plan Estratégico de largo plazo, (20 o 30 años). Este proceso debe darse de forma participativa, involucrando a los ciudadanos o grupos de interés, con intervención de profesiones multidisciplinares, exalcaldes, acción interinstitucional, capital social y comunicación y articulación con el orden nacional, para diagnosticar, planificar y gestionar el territorio, con base en la identificación de las potencialidades, limitaciones y tendencias que propicien una nueva cultura con acciones concretas de forma sostenible, viable y eficiente.

Que la planeación en nuestro ordenamiento jurídico esté circunscrita al periodo de gobierno no implica imposibilidad de hacerlo según lo concebido por Gastón Berger (1991), uno de los fundadores de la prospectiva, que la definió como la ciencia que estudia el futuro para comprenderlo y poder influir en el. 

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