Pareciera que al Alcalde de Valledupar y al Secretario de Educación Municipal no les importara que más de 200 niños (as) sordos y discapacitados estén esperando desde hace tres semanas la contratación de los docentes especializados para que el Municipio les brinde una educación inclusiva y pertinente.
Sin embargo, cuentan que en la Alcaldía y la Secretaría de Educación se tiran el balón, pero nadie actúa, pero si ofrecen y ofrecen. Que tristeza tan grande, ¡por Dios! Es que da grima tanta desidia.
Mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan tampoco saben si es que dejan de hacer esos nombramientos para atender otras cosas menos importantes y preguntan: ¿Qué han hecho con la millonada girada por el Gobierno Nacional por ese concepto en enero? Esos rubros deben estar ahí.
Duele saber que hay un puñado de madres de familias que están seguras que sus hijos (discapacitados) pueden aportarle a esta sociedad que se pudre hoy en debates políticos impuros, en asesores que de existir una verdadera justicia deberían estar presos por negligentes, indolentes e incapaces.
Lo que está sucediendo con los niños (as) discapacitados en Valledupar debe tener una consecuencia seria y ejemplar de castigo, aunque sea de costo político. Alguien debe pagar por este abuso y tanta maldad sistemática, porque pareciera que hay funcionarios que solo están para cobrar sueldos y seguramente ya cobraron el mes de enero.
Pero ahí no para todo. El domingo 31 de enero del 2016 unos ladrones irrumpieron al colegio CDV, requisaron todos los gabinetes de los profesores (as) y abrieron los salones, se robaron los candados y algunas cosas que habían dejado los maestros en esos gabinetes.
Lo más delicado es que en ninguno de los colegios han contratado a los celadores y los centros educativos están a merced de la delincuencia, la misma que tiene en jaque a la ciudadanía (¡por Dios!).
Pero todo lo anterior no es todo. El lunes anterior los niños de las escuelas no recibieron sus almuerzos y a cambio –afirman- les enviaron una merienda de una patilla para 150 niños (en el CDV), es decir, salieron a pellizco.
Pero como si eso fuera poco, en los colegios no hay aseadoras desde el mes de octubre del año pasado. Alguien dijo que esos contratos iban a ser renovados el primero de noviembre del 2015, siempre y cuando ganara la Alcaldía Jaime González. ¡Qué desfachatez!
Pero los que más sufren de esta pésima memoria que tienen en la Alcaldía -desde el mismísimo Alcalde quien viene pregonando la equidad, la inclusión y el trato igualitario- son los discapacitados, quienes nunca tienen a la mano la logística humana y las herramientas didácticas para atender sus necesidades educativas especiales.
Cada año trae su apuro, pero ese afán atropella solo a los infantes de menos recursos económicos en Valledupar.
Mientras tanto, en la Alcaldía celebran con bombos y platillos, que ahora si llegó la redención. Inclusive, hace pocos días en la posesión del Secretario de Educación se esgrimió la frase que Valledupar ahora tenía dos secretarios de educación, en clara alusión de que el Alcalde Tuto Uhía iba a estar pendiente de esa Secretaría.
Tío Chiro no se atreve a creer que esto sea puro cuento, que solo confunden a la sociedad, mientras una minoría se regodea con frases vanas; hay que actuar con celeridad, porque la sociedad desea que sus gobernantes sean sinceros, no palabreros. Hasta la próxima semana.