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El estudiante de Derecho que encantó a una magistrada del Consejo Nacional Electoral

Yolima Carrillo y Adán Monroy hacen una excelente pareja en el ámbito profesional; la magistrada quedó encantada con las capacidades del joven abogado. Camilo Peralta.

Adán Monroy Suárez tiene 22 años, terminó Derecho en la Universidad Popular del Cesar, y sin imaginarlo hoy trabaja en el Consejo Nacional Electoral, en el despacho de la Magistrada guajira, Yolima Carrillo Pérez, luego de un discurso como estudiante de último semestre de Derecho.

Adán es un hombre que irradia alegría, sus amigos más cercanos lo describen como una persona inteligente, trabajadora, servicial y comprometida y que todo lo que hoy tiene es ganado con mucho esfuerzo.

“El momento más feliz de mi vida fue el día de mi grado”, dijo con una sonrisa aun nerviosa de solo recordar aquel 30 de septiembre de 2016, cuando recibió a demás de su diploma como abogado y las menciones de honor por haber sido el mejor de su clase durante cinco años de carrera. Además recuerda la emotiva carta que le escribió la magistrada Yolima Carrillo y que fue leída ante todos los asistentes. En esa carta la magistrada enaltecía las cualidades Adán y al final pedía que se fuera a Bogotá a trabajar con ella a su oficina.

“Todos aplaudían, yo lloraba de la emoción, mis padres no cabían de la felicidad, mi hermano dejó de grabar la ceremonia porque sus manos temblaban y querían abrazar a mis padres y a mí por este triunfo; esto no me lo esperaba, jamás imaginé que la magistrada se iba a fijar en mis capacidades y me escogería a mí para irme a laborar a la capital”, recordó.

Este joven nunca ha vivido con lujos, pero aclara que nunca ha sido infeliz; el amor de su familia y las ganas de salir a delante hicieron de él una persona íntegra e incapaz de cometer algo atentara contra sus principios.
Al ángel de la guarda de Adán, la magistrada Carrillo, no le alcanzan las palabras para describir al joven vallenato.

“Todo empezó un 23 de septiembre de 2016. Yo vine comisionada por el Consejo Nacional Electoral, estábamos a una semana de las elecciones del plebiscito y era el último foro que hacíamos para hacer una pedagogía a los ciudadanos sobre este, la sede del evento fue en la Universidad Popular del Cesar. El telonero, el antecesor de las disertaciones de los magistrados, fue Adán, quien en nombre de la universidad hacía un discurso sobre el proceso de paz y acuerdos de paz en el mundo y comparaba estos procesos con lo que pudiera estar pasando en Colombia.

Yo vi su presentación en Prezi (software de presentaciones), vi el joven bien vestido y preparado, me pareció impactante que siendo yo de provincia y sabiendo las limitaciones que existen en estas ciudades intermedias, vi que tenía un bagaje muy interesante, su presentación fue impecable, muy bien estructurada y cuando tuve la oportunidad de intervenir, manifesté que me había sentido como un par con Adán, es decir, que había sentido que estaba con una persona que tenía igual de información y capacidad que nosotros”, expresó.
Carrillo Pérez contó que cuando terminó la presentación Adán la buscó para agradecer sus palabras hacia él. “Yo le pregunté qué hacía y me dijo que se iba a graduar en unos días y que estaba buscando qué hacer”.

En un almuerzo que tuvo la magistrada ese día indagó sobre Adán. “Ubiqué al rector de la UPC y lo primero que hice fue por preguntarle por aquel muchacho que me había dado la impresión de que era un hombre muy preparado y que además era humilde; tenía ese pantalón y su camisa blanca muy bien almidonada. El rector efectivamente me contó de que Adán era el mejor alumno, que ayudaba en algunos temas en la universidad, que era humilde y que la próxima semana se graduaba con honores por haber sido el mejor en su facultad. También compartí con el gobernador del Cesar y le dije que me gustaría que él pensara en la posibilidad de darle una oportunidad a este muchacho si quería trabajar allá, porque con lo que yo había visto me lo quería llevar a Bogotá a trabajar conmigo. Hice una especie de pacto, me dijo el gobernador que si él no aceptaba de irse conmigo a Bogotá, él le daría empleo”, contó.

“Yo quería hacer algo más que felicitarlo por Whatsapp, por eso el día 29 de septiembre llamé al rector y le pregunté que a qué hora era el grado y él me dijo que a las 8:00 de la mañana del 30 de septiembre. Yo me dirigí a mi casa e inicié a escribir con puño y letra una carta, que no quería hacer de esto un show, solo quería que el día de su grado recibiera un mensaje mío. Recuerdo que escribí, que como costeña que soy, como guajira y mujer Caribe y además porque me vi reflejada en él quería que tuviera la oportunidad de trabajar conmigo en el Consejo Nacional Electoral”, culminó.

Adán además de hacer parte de grupo del trabajo de la magistrada Yolima Carrillo, está culminando su maestría en la Universidad Externado de Colombia en Derecho Constitucional.

“La clave es hacer las cosas con amor, sin tener vergüenza del qué dirán. Yo vivía con mis padres y hermanos en el barrio Panamá, muchas veces no tenía para comprar un libro, pero le sacaba copia, los códigos la mayoría eran fotocopiados, a veces no tenía para el bus y entonces me iba en bicicleta hasta la universidad. Tenía clases a la 1:00 de la tarde con ese sol caliente, desde el barrio Panamá hasta la universidad sede Sabanas, llegaba con la camisa empapada de sudor y tenía que esperar varios minutos a que se me secara un poco la ropa y poder entrar y esto nunca me dio pena, al contrario me dio más motivación para seguir luchando por lo que quiero”, recalcó Monroy, quien asegura estar satisfecho con lo que ha logrado y que todo su esfuerzo hoy está dando frutos.

Este joven quiere volver a su tierra natal, Valledupar, y contribuir con su desarrollo, incursionar en el mundo de la política y asumir algún día como rector de la Universidad Popular del Cesar, alma mater que le brindó conocimientos y a la cual desea ayudar para sea una de las mejores del país.

Por Sara E. Maestre Díaz Granados

 

 

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