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Este joven discapacitado y deportista sanjuanero, vive en un cambuche con sus dos hermanos.

Luis Alberto tiene discapacidad visual y ha ganado varios campeonatos nacionales.

Cuando llegamos, el campeón, estaba lavando la ropa de sus hermanos a la entrada del cambuche que él llama su vivienda, nos recibió con una sonrisa y nos estiró la mano en señal de cortesía.

A él le ha pasado lo mismo que sucede con la mayoría de los deportistas de escasos recursos en nuestro país, que al momento de obtener triunfos, el gobierno de turno y las entidades les ofrecen beneficios para sacarlos de la pobreza y tengan una vida digna, pero cuando pasa la euforia, los dejan abandonados a su suerte, sin importarle lo que suceda con ellos; eso le sucede a Luís Alberto Gámez, un joven deportista de 19 años, discapacitado visualmente, que ha logrado varias medallas en diferentes competencias especiales realizadas en todo el país, en representación del municipio de San Juan del Cesar y hoy se encuentra viviendo en la absoluta miseria, sumido en un rincón de un barrio periférico, sosteniéndose de la caridad pública, al lado de sus 2 hermanitos, por los que tiene que velar.

La vivienda de esta familia, si es que se puede llamar así, está construida con materiales de desecho, recogidos en el basurero más cercano, las paredes y el techo son de bolsas plásticas, sostenidas con palos, sin ninguna simetría, dando la impresión de ser un criadero de gallinas y no una casa donde residan tres personas.

El aspecto de las camas, donde habita este campeón nacional, ganador de 3 medallas de oro, una de plata y varias de bronce, es deplorable, no son más que maderos clavados en el suelo, amarrados con cabuyas y unas varas de madera que le sirven de soporte a los colchones, que se encontraron en la última visita al basurero municipal.

“Antes de vivir aquí, nosotros vivíamos en una pieza en alquiler con mi mamá, que trabajaba en un restaurante, pero ella un día se quedó sin trabajo, porque se enfermó y nos tocó entregar la pieza y nos tocó venirnos para este lote que es nuestro y como no teníamos para construir una casa , hicimos este ranchito al lado de este palo de totumo, para poder albergarnos”, expresó tristemente el campeón, señalando un vetusto árbol seco que le sirve de sostén a la endeble casucha y que prefiere no hablar de su padre, que lo abandonó cuando él era muy pequeño.

“Luego mi mamá como no conseguía trabajo aquí, le tocó irse a trabajar al Cesar y me dejó a mí aquí con mis hermanos a mi cargo, a los cuales atiendo y los ayudo para que vayan al colegio”, declaró.

Pese a estas condiciones infrahumanas, Luis Alberto, es optimista y está lleno de sueños, por eso está terminando el bachillerato en una institución educativa que ofrece educación nocturna y convence a sus hermanos, uno de 14 y 11 años, a que vayan al colegio, porque está seguro que con el estudio es que se puede salir adelante.
“Cuando termine el bachillerato tengo el sueño de estudiar minería, para ver si así consigo un trabajo bueno para salir de la pobreza en que vivimos”, expresó el joven con una sonrisa.

Promesas incumplidas 
El deportista que además de poseer una discapacidad visual, tiene retardo leve en el aprendizaje y pertenece a la asociación de discapacitados de San Juan, Asodisan, manifestó que varias entidades les han ofrecido ayuda, como la alcaldía municipal y la Policía Nacional, pero nunca se materializan y solo se convierten en promesas nada más.

“Yo no estoy pidiendo limosnas, ni quiero que nos miren con lástima, yo solo quiero que nos ayuden a construir una pieza, para que mis hermanos y yo podamos vivir y tener donde pasar las noches, sobre todo en estos días que son lluviosos y se nos moja lo poquito que tenemos” manifestó el campeón nacional.

Afirma que cuando llueve, les toca recoger los colchones y pararse en un rincón de la humilde morada, hasta que escampe y tienen que subir todo lo que tienen a una mesa, para que no se les moje, porque los plásticos casi no los protegen de la lluvia.

“Agradezco a las entidades que hoy se están acordando de nosotros, como el colegio Leaders Kids y el Infotep, quienes están adelantando una campaña para ayudarnos a construir la casita y mientras tanto nos ubicaron en un albergue provisional donde podemos dormir y estar tranquilos, pero nosotros queremos estar en nuestra casa”, finalizó Luís Alberto Gámez, quien en estos momentos está acudiendo a la solidaridad de los sanjuaneros para que lo ayuden a construir una vivienda dígna.

Por: Jesús Eduardo Ariño Fragozo
jesusearino@hotmail.com

Categories: La Guajira
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