Un Rosario de peticiones y otro de promesas, veremos si de ahí no pasan, pero por lo pronto algo es algo, que el Presidente Iván Duque hable de las represas del Ranchería para terminarla y la de Los Besotes para comenzarla y que el Gobernador Ovalle se haya acordado de la otra calzada a La Paz, por donde sea, nos produce alegría. Si, que alegría y que fresco deben sentir los guajiros cuando vean que esa gran obra abandonada en forma pecaminosa por espacio de ocho años, irrigará agua para poder sembrar en forma segura algodón, arroz, sorgo, maíz, frutales y pan coger y todo lo que les dé la gana, que vacas, chivos, cabras y aves domésticas no se mueran de la sed y ellos por fin puedan tomar agua potable y gozar de otro pocón de vainas que se derivan de esa majestuosa y benéfica obra, como el turismo y el comercio. Eso es posible y si se puede.
Lo mismo pasa en el Cesar, donde cada año el verano golpea más fuerte y las aguas del Guatapurí cada día se disminuyen o se pierden en el invierno que también cada día es más corto. Si quiera el Presidente Duque, pues el señor Gobernador y al señor Alcalde no se acuerdan de ella o la miran con malos ojos como muchos terratenientes y dirigentes, agrícolas y ganaderos que no le han dado la importancia que ella significa, siempre con el cuento pesimista de lo costoso que es su construcción, pues estamos acostumbrados a mirar en micro y no en macro. Lástima que el grupo Amantes del Río Guatapurí, se durmió, está anestesiado y el interés que demostró, con buenos resultados, no ha vuelto a insistir en que esa obra redentora para el Cesar sea una realidad; ojalá que el señor Gobernador Franco Ovalle y el señor Alcalde Tuto Uhia trataran como paso fundamental de hablar con los arhuacos, que dicen que se oponen, para conocer sus razones y argumentos y si es posible, que sí es, si se puede, limar asperezas y llegar a unos acuerdos para hacer realidad este largo sueño de los cesarenses.
Lo de la vía a La Paz, señor Gobernador es inaplazable y de aquí a diciembre, si se quiere, la puede inaugurar, pues es un verdadero martirio hacer ese recorrido. Eso es posible, si se puede.
Y como dice Beto Herazo, otra cosita: cursa en el Congreso un proyecto de ley suprimiendo la pena de muerte financiera para quienes caímos en desgracias económicas, quizás oyendo el clamor del Presidente Duque que lo prometió en su campaña y quien lo creyera, ahora sus subalternos se oponen buscando argumentos enredados y mentirosos, cuando lo que deben es de tratar de solucionar para que esta medida sana y buena sea una realidad y así evitar que muchos que tenemos el agua al cuello nos salvemos de caer de los tenebrosos gota a gota (30% mensual o más) o el dulce 10%, negocio muy rentable en manos de grandes empresarios que utilizan un ejército de cobra diarios, que como ellos no tienen alma. Eso también es posible, si se puede como dijo Belisario Betancourt.