Un nuevo escenario político es el que vivirá el país a partir del próximo siete de agosto, cuando asuma el nuevo gobierno que liderará Gustavo Petro Urrego, el nuevo presidente de la República, en nombre de una gran coalición: el llamado Pacto Histórico.
Ese escenario, inclusive, se iniciará a configurar desde cuando asuma el nuevo Congreso de la República, que debe arrancar sus sesiones, como manda la Constitución Política, desde el próximo 20 de Julio, corporación en la cual el mismo Pacto Histórico y los llamados alternativos asumen con una composición mayor a la que hoy tienen en el actual parlamento.
Es un legislativo renovado y un ejecutivo inédito en nuestra historia, inspirado sin duda en unas ideas de izquierda.
Ya los partidos tradicionales, el Liberal y el Conservador, no hacen las mayorías de antaño; inclusive el Centro Democrático y el Partido de la U, han perdido liderazgo y ese nuevo Congreso de la República, representa una realidad política más compleja y es esa misma realidad la que le corresponderá afrontar el nuevo gobierno para sacar adelante su agenda legislativa y – en general- su programa de gobierno.
El presidente electo, desde antes de la segunda vuelta, ya le había planteado al país un gran Acuerdo Nacional, propuesta que significa dialogar con distintos sectores, incluyendo los de la oposición política.
Pero, según lo han explicado a los medios algunos allegados al nuevo gobierno, se trata, también, de hablar con el sector empresarial, con los trabajadores, con la academia, y otros sectores de la sociedad civil, para buscar consensos en torno a las soluciones de los grandes problemas del país, como la situación de las finanzas públicas, el problema de la producción agropecuaria y el hambre, en particular, que sufren muchos sectores, la lucha contra la pobreza y el desempleo, la continuación de los programas de paz establecidos en el Acuerdo con las FARC, las relaciones exteriores, y la lucha contra la corrupción, entre muchos otros.
Hace bien el presidente electo y su equipo, incluyendo obviamente a la líder social Francia Márquez, la nueva vicepresidenta de la República, en abrir las puertas del diálogo en búsqueda de esas soluciones a los grandes problemas del país.
Petro Urrego sabe que debe elegir un buen equipo de gobierno, designar unos ministros a los que les quepa el país en la cabeza, que tengan la idoneidad y la experiencia para relacionarse con el Congreso de la República, con los Gobernadores y Alcaldes, a los cuales les falta prácticamente dos años de gobierno, según lo establece nuestro sistema constitucional.
Desde la misma Carta Política de 1991, al separar la elección del Gobierno Nacional de las de los gobiernos departamentales y municipales, se busca, precisamente, evitar gobiernos hegemónicos.
La solución del déficit fiscal que afronta el país, el problema de la inflación, del desempleo y la pobreza, para citar solo los principales de la urgente agenda económica requieren de líderes capaces.
Es hora de superar la polarización política exagerada que vive Colombia. Por supuesto, en toda sociedad democrática hay disensos, unos partidos y movimientos políticos pierden y otros ganan, eso es obvio; pero, los grandes problemas que afectan a los colombianos, y en particular a regiones como la nuestra la Costa Caribe, no se resuelven en poco tiempo, y menos con gobiernos sectarios y excluyentes.
El Pilón, principal medio de prensa escrita y digital de la región, fieles a nuestra política editorial liberal, estaremos prestos a divulgar los programas del nuevo gobierno, a informar a nuestros lectores sobre los mismos, con su respectivo análisis y reflexión, pero también, como nos corresponde, igualmente, prestos a la crítica constructiva sobre los actos, programas y propuestas del gobierno que liderarán Gustavo Petro Urrego y Francia Márquez.