Por la temporada de lluvias de los últimos meses en el departamento del Cesar, los granos de café han madurado más rápido que en condiciones climáticas normales, lo que les exige a los caficultores acelerar el ritmo de la producción.
Pero muchos de ellos han perdido la cosecha, ya no solo por las condiciones de las vías que dificultan o imposibilitan el transporte de la carga, sino también porque cada vez hay menos personas que quieren recoger café.
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“Con las vías todos los años es la misma situación porque en muchos lugares no hay placa huella y el agua afecta la carretera. Pero tenemos un tema más delicado: no hay recolectores, entonces el café se está cayendo, se está perdiendo”, explicó Álvaro Osorio, director ejecutivo del Comité de Cafeteros en el Cesar, La Guajira y parte de Bolívar.
LA MANO DE OBRA NO ALCANZA
“El café normalmente tiene varias floraciones, cuatro etapas, dependiendo de las lluvias, y así mismo se recolecta, pero esta vez se maduró casi todo al tiempo”, agregó Osorio.
La falta de trabajadores tiene preocupados a los dueños de las fincas cafeteras, quienes empleaban a locales, personas de otros departamentos como Córdoba y Sucre e incluso a migrantes venezolanos.
“Pero ellos no han venido, es muy delicado, la mano de obra que hay acá no alcanza”, precisa Osorio, líder del gremio que agrupa a más de 10.300 caficultores entre el Cesar y La Guajira.
LA REMUNERACIÓN
Los recolectores reciben entre $600 y $700 por kilo de café recogido, en algunos lugares también brindan el hospedaje y la alimentación durante el periodo laboral. Es decir, la remuneración depende del peso y la calidad de los granos maduros.
Ibeth Ramírez Benitez y su esposo tienen una finca en la vereda El Triunfo, jurisdicción del municipio de Pueblo Bello, Cesar. Desde hace 29 años trabajan en este sector económico donde iniciaron como recolectores.
“Ya pasó la primera mano, estamos esperando la segunda. Nosotros necesitamos entre 15 y 18 obreros, la recolección dura más o menos 2 meses”, explica Ramírez.
Para la mujer, una de las causas del bajo personal tiene que ver con que muchos recolectores estuvieron trabajando en las campañas políticas para las más recientes elecciones territoriales.
“Nosotros también pensábamos que por las elecciones no estaban subiendo, pero no han subido en la medida en la que nosotros esperábamos”, comenta el director del Comité, que ha evidenciado fincas grandes con solo 14 recolectores cuando antes tenían 40.
Hay gran parte de mano de obra no calificada contratada en proyectos de infraestructura vial en Pueblo Bello y otros municipios productores del Cesar, como la zona rural de Valledupar y Agustín Codazzi.
“El café cuando está bien maduro con agua no quiere nada”, advierte Ramírez, quien espera encontrar a los recolectores suficientes para la nueva cosecha.
EL PRECIO DEL CAFÉ
“Antes sobraba personal y teníamos que rechazar, pero ahora se han dedicado al mototaxismo hacia las veredas. El año pasado pagamos a $800 el kilo porque el café orgánico estaba a buen precio, pero este año bajó”, agregó la ciudadana.
El precio interno del café es de $1.400.000 por cada 125 kilogramos, aproximadamente, de acuerdo con la Federación Nacional de Cafeteros. La libra se cotiza a un poco menos de $2 dólares en la Bolsa de Nueva York.
El Comité estima que este año la producción sea 27 millones de kilos de café pergamino seco entre el Cesar y La Guajira.
EL PILÓN estableció comunicación con el secretario de Agricultura y Desarrollo Empresarial del Cesar, José Francisco Zequeda, pero el funcionario aseguró que desconoce esa situación, pero que establecerá contacto con actores del gremio para analizar el impacto laboral y económico en el sector.
ESCASEZ
Diferentes estudios sobre los factores determinantes en la escasez de mano de obra en el sector cafetero demuestran que este no es un problema nuevo ni exclusivo de Colombia.
“Pensamos que eso solo se iba a dar en el Eje Cafetero, porque siempre en las noticias dicen que allá no hay quien recolecte, pero yo jamás me imaginé que eso nos fuera a ocurrir. Falta gente”, puntualizó Osorio, quien tiene 37 años en el gremio cafetero.
Los académicos argumentan que los jornaleros han migrado hacia actividades mejor remuneradas que aquellas que tienen que ver con la agricultura, aunque los empleadores insisten que es una labor muy bien pagada.
Mientras todo esto sucede, la calidad del café que cae de los árboles puede afectarse al ser arrastrado por la lluvia o fermentarse y adquirir sabores desagradables para los consumidores.
Por Andrea Guerra Peña