La evidente crisis por la cual pasa el Polo Democrático Alternativo, con acusaciones internas de corrupción, captura del Estado, burocracia y contratos, etc, tendrá múltiples y diversas implicaciones en la política local (Bogotá) y nacional, a mediano y largo plazo.
La primera observación que se puede hacer de la situación registrada, en los últimos días, es que es triste y lamentable el espectáculo que están protagonizando personajes importantes de la política nacional, como el ex candidato Presidencial, Gustavo Petro, y el Alcalde de Bogotá, Samuel Moreno Rojas y su hermano, el Senador Iván Moreno Rojas, insistimos con acusaciones mutuas de corrupción, intrigas y malos manejos, principalmente, con los billonarios recursos del Distrito Capital de Bogotá. ¿Un partido así como se puede presentar como opción de poder, hacia el futuro?.
La situación que se ha presentado ratifica la gran división del Polo, pero también se presta para varias interpretaciones, aparentemente contradictorias: de una parte se podría concluir que esta agrupación de izquierda ha incurrido en las mismas malas costumbres de los partidos políticos tradicionales: el conservatismo, el liberalismo y el partido de la U, cuando algunos de sus miembros llegan al Estado y lo administran como si fuera botín de guerra, que se reparten vía contratos, burocracia y otras prebendas, de la manera más inescrupulosa posible y deslegitimando la razón de ser del Estado.
Pero, de otra parte, se podría inferir que la crisis, es una demostración de la capacidad de autocrítica del partido, al revelar públicamente las denuncias, consejas y rumores que se vienen conversando en privado, y limpiarse por dentro, antes de comenzar el proceso electoral para la elección de Alcaldes y Gobernadores, concejales y diputados, el próximo año.
Sin embargo, esta última interpretación puede resultar bastante ingenua. En el fondo, lo que hay en el Polo Democrático Alternativo es un verdadero cisma, que – en nuestra opinión- concluirá en la división de ese partido político de la izquierda democrática; y esa división representa un debilitamiento que no es bueno para el sistema político del país, en su conjunto.
Colombia requiere partidos políticos fuertes, serios, honestos y transparentes, que le inspiren confianza al pueblo. Y lo que se ha dicho de algunos de los integrantes del Polo es muy grave.
Es evidente el fracaso de Samuel Moreno Rojas, al frente de la alcaldía de Bogotá, la más importante del país. La conducción de la capital le quedó grande, bien grande, al nieto del histórico General Gustavo Rojas Pinilla, cuyo gobierno es recordado con simpatía por muchos sectores de la población.
El joven abogado, el hijo de la “capitana” María Eugenia Rojas, sumió a Bogotá en una grave crisis en materia de movilidad, al facilitar la construcción de muchas obras sin la debida planificación y coordinación. Ineficiencia que se suma, esas acusaciones sobre una corrupción rampante que cada día crecen más y más.
Difícilmente el Polo saldrá unido de esta crisis, la izquierda democrática se dividirá en dos grandes bloques y es muy probable que pierda la Alcaldía Mayor de Bogotá, el segundo cargo más importante del país. Pero además, como partido político pierde mucha credibilidad con todo lo que está pasando.
Pero, independientemente de esas consecuencias políticas, algunas de ellas lamentables, insistimos, es claro que todo lo que se ha conocido debe ser investigado -hasta sus últimas consecuencias- por los organismos de Control: la Contraloría General de la República, la Procuraduría General de la Nación; y también por la Fiscalía General de la Nación, en sus respectivas competencias. Y los responsables de hechos irregulares deben ser sancionados, con todo el peso de la ley.