Encontré la foto por casualidad. Al encontrar fotos antiguas me deleito imaginando la situación detenida en el tiempo, los diálogos congelados perpetuamente. Aquel era un documento poderoso e importante para la cultura vallenata pues, tal vez, nos ponía de frente al momento creativo de una de las canciones más famosas de Rafael Escalona: ‘El pirata de Loperena’. Allí estaban los protagonistas: Rafael Escalona, ‘Colacho’ Mendoza (sin sombrero y con pelo), Adán Montero y el ‘pirata’ Hugues Martínez. Juventud, bello tesoro…pensé.
Fuente: Academia de Historia del Valle de Upar
La foto siguió rondando por mi cabeza y mi voz interior me repetía: si hay foto hay video. Esto es normal hoy en la sociedad del espectáculo, pero impensable en la Valledupar de mediados del siglo XX. Fue entonces cuando sucedió la epifanía, recordé que entre 1960 y 1961 un par de exploradores ingleses recorrieron el país, visitaron la región y entrevistaron a Escalona dentro de un proyecto llamado ‘Anglo-Colombian Recording Expedition’.
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Donald Tayler y Brian Moser visitaron pueblos originarios y grabaron la música autóctona de Colombia durante ritos y ceremonias además de los encuentros espontáneos o casuales.
La experiencia de etnografía musical duró catorce meses y fue patrocinada por instituciones como el British Museum, the Royal Geographical Society, la Fundación Isaac Wolfson y el British Institute of Recorded Sound que luego se convirtió en la British Library Sound Archive. El resultado final fue publicado en 1972 bajo el nombre Music of some Indian Tribes of Colombia.
También se depositaron algunas piezas como maracas, tambores y flautas de los pueblos originarios en el British Museum y las 80 horas de grabación en la British Library Sound Archive, en Londres.
Fuente: British Library Sound Archive
Inicié la búsqueda y encontré que en la British Library Sound Archive, bajo el número de referencia C207/75, se encuentra un archivo titulado The Motilon – Valledupar, Rafael Escalana (accordion), 1960 to 1961. Me sentía jugando aquella diversión infantil del frío frío-caliente caliente. Lo solicité, pero me informaron que el archivo de audio no estaba digitalizado pero que podía escucharlo acercándome a las instalaciones, en Londres.
Leí la reseña y me emocioné. La grabación se realizó en junio de 1961, en la casa de Escalona en Valledupar, “durante toda una noche de jolgorio y entre muchas botellas de cerveza y aguardiente”. Moser y Tayler dicen que “desde finales de la década de 1950, Rafael Escalona junto a un pequeño grupo de músicos empezaron a cantar una nueva forma de canciones contemporáneas relacionadas con el campo, los eventos y las personas del lugar donde vivía.
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Estas canciones se hicieron muy famosas y ahora Escalona es un hombre popular. En la cinta podemos escuchar a Rafael Escalona dedicando la canción a Donald que viene de lejos, del país de la niebla, Londres, una ciudad grande y amiga, para compartir con nosotros estos momentos de ternura e investigación científica, haciéndonos un gran honor, al que contribuiremos lo mejor que podamos…”
Como buen vallenato soy terco, así que no me di por vencido y continué la pesquisa. Yo deseaba con fervor escuchar aquel tesoro, hasta que por fin hallé un archivo de 59 minutos y 56 segundos de duración. Audífonos puestos y cómodo en mi hamaca empecé a aguzar el oído y me encontré con varias sorpresas: Moser y Tayler visitaron Atanquez y grabaron chicote, gaita y un conjunto vallenato que interpretaba una canción que después supe era de la autoría de Urbano Gutiérrez, además captaron el sonido ambiente de una procesión de San Isidro Labrador en el mismo lugar. Oro puro, pero no era lo que buscaba.
Seguí en mi escucha hasta que ¡EUREKA!, allí estaba, en el minuto 18 esa voz reposada y con la cadencia que le hicieron famoso, era Rafael Escalona dedicando su canción Las golondrinas a Andrés Becerra y a dos barbones que no son de Fidel, Cipriano [que era Brian] y Donaldo [que era Donald]. No deja de asombrarme la grandeza y lo inagotable de Escalona.
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Consuelo Araujonoguera afirmó en su libro Escalona, el hombre y el mito (1988) que ‘Honda herida’ es la composición más grande que Rafael creó, en poesía y musicalidad, y solo tiene una aproximación lejana en ‘La golondrina’. Ambas canciones siguen el mismo hilo conductor, el dolor y el despecho.
Aunque nunca se supo la musa que inspiró dicha canción, Consuelo recoge el testimonio de ‘Poncho’ Cotes, conocedor de los secretos del compositor, que llegó a afirmar que no hubo una mujer concreta y determinada, sino que la canción la dedicó a todas las mujeres de su vida y a ninguna en particular, que son muchas y no una sola las lágrimas que le movieron a escribir ese tema. Pero, la escritora vallenata es categórica al afirmar que tanto ‘Honda herida’ como ‘La golondrina’ surgieron del mismo estado de gracia sentimental que tuvo rostro y nombre propio. El mismo camino le lleva a componer ‘Honda herida’, ‘Mala suerte’, ‘El mejoral’ hasta llegar a ‘La golondrina’. Escalona es y seguirá siendo eterno.
POR CARLOS LIÑAN/ESPECIAL PARA EL PILÓN.