Algo sobre
Por: José Romero Churio
En estos días, vallenatos y turistas están disfrutando la 43ª versión del Festival de la Leyenda Vallenata, en homenaje al difunto Rafael Calixto Escalona Martínez. Merecido reconocimiento de su legado al folclor regional.
Su innato talento creó una obra musical inigualable, que con el valioso aporte de otros eminentes compositores y de connotados juglares, extraordinarios cantautores, magníficos acordeoneros, famosos cantantes, diestros cajeros, expertos guacharaqueros, destacados folcloristas y demás distinguidos cultores de la música vallenata la han encumbrado como el género musical representativo de Colombia.
Sin embargo, es justo reconocer la importancia de mecenas como el ex presidente Alfonso López Michelsen y el Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, ya que sin sus influencias la música vallenata tal vez no estaría en el sitial donde se encuentra, o al menos su auge no hubiera sido tan raudo.
Obviamente, el empeño y labor de la difunta Consuelo Araujo Noguera, más conocida en el país como ‘La cacica vallenata’, también fueron fundamentales para la celeridad del éxito de la propagación de nuestra música. Tampoco deberíamos ignorar el papel de Carlos Vives en la aceptación de la música vallenata tanto en el interior como en el exterior del país, a pesar de sus fusiones con otros ritmos cuando la interpreta.
Algunos envidiosos, que nunca faltan en el mundo, han tratado de menoscabar al maestro, unos alegan que la mayoría de sus canciones no son de su autoría, otros argumentan que plagió melodías pero, en fin, en nada afectan su grandeza.
Si bien es cierto que algunas de las melodías y partes de la letra de sus canciones puede que sean ajenas, pero siempre les agregaba el retoque de su ingenio. Por ejemplo, “El Chevrolito”, o alguna composición de Leandro Díaz o de cualquier otro compositor que acudía al maestro en busca de su concepto, no es extraño que pasara a su repertorio, pues, en la humanidad, es común o costumbre que en los diferentes campos de las ciencias y de las artes los mentores difundan las ideas e iniciativas de sus pupilos.
Rafael Escalona canta al amor de los hijos, a las mujeres, a la amistad, al trabajo, a la desdicha. A través de sus canciones también hace denuncias y protestas, ejemplos de esto último son “El hambre del Liceo” y el “Compadre Simón”. El amor a los hijos lo plasma en “La casa en el aire” y el amor a la mujer lo describe en “La creciente del Cesar” y en otras de sus numerosas composiciones.
En “La custodia de Badillo” hace una denuncia bastante atrevida al señalar al sacerdote de robarse la custodia de la iglesia, cambiándola por una baratija. Como no dispongo de espacio para escribir cada ejemplo por lo extenso de su creación musical, le dejo al lector la inquietud del análisis del resto de sus canciones.
¡INADMISIBLE!: considero dañino para la expansión del Festival de la Leyenda Vallenata, la restricción del acceso a la información sobre las actividades de la festividad, quedando exclusivamente para los periodistas acreditados por la directiva del certamen.