En estos momentos hay una amalgama de miedos, alegrías, esperanzas y repulsas en el país, todo eso alrededor de una palabra que desde el principio de los tiempos produce, al mencionarla una cierta inquietud o quizás serenidad, y se convirtió en un anhelo era tras era: paz.
Por encima de la solemnísima reunión en La Habana, en la que se congregaron los bienintencionados buscadores de la paz, con presidentes, dictadores, un grupo de guerrilleros convencido y otro, no muy convencido, periodistas haciendo su trabajo, otros sin trabajo queriendo figurar, políticos, con el poeta Roy Barrera a la cabeza, y muchos más; por encima de todo eso que tanto han comentado no solo los medios nacionales, sino mundiales, sobrenada la inquietud de lo que va a pasar ahora.
Hubo mucha atención en esas zonas que se iban a señalar para cobijo de los que dejan las armas, zonas o lugares de varios nombres, por eso las llamo especiales, la pregunta era: en qué lugares se establecerían, y ¡bingo! En nuestro departamento le tocó a La Paz. Un juego de palabras interesante para un incipiente o avezado escritor, filósofo o sociólogo.
El pueblo del nombre emblemático, de Robles, de las almojábanas, La Paz, acogerá a los que supuestamente vienen en busca de la paz; allí con su alcaldesa llena de esperanza y optimismo, todos están expectantes. ¿En qué lugar se van a ubicar los ex ‘farcianos’? Ya se habla de la vía a Manaure, no quiero opinar sobre esto porque ese pueblo es pedazo de mi alma, el paraíso de la niñez, siempre lo he visto así, y aunque al parecer no le pasaría nada, su encanto estriba en su tranquilidad, en su serenidad, aunque hasta allí llegó con fuerza la violencia hace un poco de años, le siguió apostando a su vida serena.
Unos dicen: “Buen sitio para alojar a ‘exsubversivos’, otros se muestran renuentes, creen que se les puede dañar la vida tranquila; pero nadie sabe cómo va a ser esa concentración. Hablan de que hay que hacer pedagogía, (ya dejaron la tan mal mencionada socialización por la palabra pedagogía que tampoco es un término exacto para informar sobre un asunto o un programa) pues bien, esperemos la información, del sitio preciso y cómo va a funcionar el asunto. Mientras tanto en La Habana se han alzado voces que indican que las zonas o lugares o como los quieran llamar se escogieron sin el aval de las Farc.
No se puede estar en contra de la paz, ni más faltaba. Solo que asalta la inquietud, y es lógico, de lo que va a venir. Cuando un pueblo, un país, una generación, está acostumbrada a la guerra, a la violencia, al miedo, no es con un chasquido de dedos que se va a conjurar todo eso. Si hay temor, es por lo que pueda pasar, solo debemos esperar y tener siempre presente la esperanza, no la espera, porque ya esperamos mucho, son dos términos diferentes. ¡Qué la esperanza sea con todos!