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Esa dolorosa estética

Por Mary Daza Orozco

Nick Vujicic es un orador cristiano, australiano. Eso así no nos dice nada, pero sí el hecho de que nació sin piernas ni brazos, solo con una pequeña formación del lado izquierdo con dos dedos.

Así estudió, mostró gran inteligencia, se casó, tiene dos hijos y va por el mundo predicando la fe cristiana como motivación para superar penas y pesares.

Le abren puertas y micrófonos en los países que visita y su imagen es frecuente en la televisión, pero si vine a Colombia un templo cristiano, el de la señora Piraquive le cerraría las puertas por su falta de estética.

A raíz del atroz desaguisado de la pastora o política, he recodado a muchos personajes de la historia y de la actualidad, discapacitados que se han hecho grandes y a los que estoy segura que en ninguna parte se le negaría ni un púlpito, ni un escenario; recordemos algunos, porque hay miles de historias de vida que están por encima de los defectos físicos:

Stephen Hawking, un genio físico – matemático británico, fue condecorado con la medalla de la libertad, la más alta condecoración que ofrece el gobierno de los Estados Unidos; sufre de esclerosis lateral amiotrófica; su imagen y voz cascada se ven y se escuchan con frecuencia en los medios de todo el mundo.

A la pastora Piraquive no le gustan los parches en los ojos, ella ni habría mirado al famoso Moshé Dayan, militar israelí, figura clave en la guerra de los Seis Días y de muchas más, llamado el militar infalible.

Recordemos a Beethoven, a Frida Cahlo, a Cervantes “el Manco de Lepanto”; a Helem Keller, ciega y sorda, fue poeta, activista y oradora de Estados Unidos. Gabriela Brimmer, mexicana, con parálisis cerebral, solo movía el pie izquierdo y fue una poeta y activista defensora de los derechos de los minusválidos, tiene una historia de vida digna de conocerse. Belén García Ballén, tiene veintisiete años, sufrió parálisis cerebral infantil, hoy es una famosa locutora española.

Son muchas las vidas ejemplares de los que han nacido o adquirido un defecto físico desde Demóstenes, Roosevelt, Nelson Ned, Andrea Bocelli y Leandro Díaz, ninguno de ellos calificaría para el Espíritu Santo, según la política- pastora Piraquive; esa misma que produce pesar porque al ser predicadora se le olvidó a quiénes mandó Jesús a que los invitaran al banquete.

Recordé que hace muchos años, en el colegio de monjas, no dejaron que una compañera, de voz muy linda, leyera un discurso porque tenía una cicatriz de una quemadura en la cara. Siempre nos vamos a tropezar con pobrecitos que no piensan en que el valor de los seres humanos no está en la belleza ni en la perfección sino en la manera como enfrentan y dan valor a la vida.

(Bibliografía: Superando las incapacidades, editorial súmmum)

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