Por Marlon Javier Domínguez
Hoy la Iglesia celebra la Solemnidad de la Epifanía del Señor. Esta fiesta se conoce por el relato de una sorpresiva visita: la de unos magos de oriente que, luego de emprender un largo viaje en busca de un rey recién nacido, son guiados por la luz de una estrella hasta el lugar en el que se encontraban José, María y Jesús. No nos detendremos hoy en considerar si eran tres, si eran reyes o si eran magos (en la concepción moderna de la palabra); si venían del mismo sitio o si se encontraron en el camino; si hicieron su viaje solos o si estaban acompañados de una gran cohorte. Nuestra atención se dirigirá sólo a un elemento del mencionado relato: los regalos que los magos trajeron al niño Rey. Hemos de mencionar antes, sin embargo, que la palabra Epifanía significa manifestación a todos, e implica que la salvación no está circunscrita a un grupo exclusivo de personas, sino que es universal. ¿Alguien recordará las palabras “Fuera de la Iglesia no hay salvación”, o “Entra a mi Iglesia para que te salves”? Volvamos a lo nuestro.
“Los magos, abriendo sus cofres, ofrecieron regalos al niño: Incienso, Oro y Mirra”. La palabra latina “incensum” es una forma verbal de “incendere” (encender), y hace alusión a una preparación de resinas aromáticas vegetales, a las que a menudo se añaden aceites esenciales de origen animal o vegetal, de forma que al arder desprenda un humo fragante. En el contexto religioso significa adoración y, por tanto, tiene como destinatario únicamente a Dios y a sus manifestaciones. ¿Pensaban de esta manera los magos venidos de oriente? ¿Significa su regalo el reconocimiento de aquel pequeño como Dios viviente? Es probable.
El Oro, del latín “aurum”, (brillante amanecer), es un metal precioso blando de color amarillo, usado tradicionalmente en la joyería, la industria y la electrónica y relacionado con la pureza, el valor y la realeza. Históricamente el oro representa un obsequio real. ¿Tenían los magos conciencia clara de ello? ¿Significa el oro de sus cofres el reconocimiento del recién nacido como rey? Es probable.
La Mirra (del latín myrrha, y éste del griego ?????) es una sustancia resinosa aromática, una resina gomosa, de color amarillo que al secarse tiene formas irregulares y tonalidad pardo-rojiza. Se obtiene de la corteza de un árbol. En la antigüedad se usaba como uno de los componentes para la elaboración de perfumes, incienso, ungüentos, medicinas y para diluir tinta en los papiros. Se usaba también para embalsamar a los muertos. En la época del Imperio Romano, era usada como anestésico para los moribundos o los condenados a muerte y se solía dar mezclada con vino. ¿Conocían tales usos los magos de oriente? ¿Significa su regalo el reconocimiento de la humanidad del niño de Belén? Es probable.
Post Scriptum: Ojalá Valledupar tenga como regalo de cumpleaños propuestas serias e intenciones rectas de parte de los políticos, y no discursos trasnochados, mohínos y plagados de mentiras, como ha sido costumbre. Ojalá el pueblo haga también a la ciudad un regalo: una conciencia que no se vende y el deseo de que el bien común prime sobre el particular. Esto es menos probable, pero aquí vamos. Feliz cumpleaños Valledupar.