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Es mejor erradicar que lamentar

Insistimos, nos toca. La fuerte lluvia del miércoles en Valledupar, como era de esperarse, además de techos y otras estructuras, derribó árboles que ocasionaron daños materiales en viviendas, por fortuna sin pérdidas humanas, según nos reportan los organismos de socorro como el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Valledupar, siempre primeros en la línea apoyo.

Es importante mencionar dos aspectos importantes. Iniciamos con una felicitación a la Alcaldía de Valledupar por la celeridad con la que asistió a ocho familias del barrio El Rocío, en la Comuna cuatro, con láminas de fibrocemento para los techos. En otros momentos la ayuda no ha llegado tan rápido y pues esta ocasión no daba espera.

Lo segundo es recordar que en días pasados, producto de la segunda reunión de la Mesa del Árbol, esta vez en las oficinas de Planeación Municipal, establecimos una preocupación de los integrantes de esa sociedad protectora de los árboles, consistente en la presencia de especies no urbanas, peligrosas en zonas públicas y de ese peligro tenemos suficiente ilustración.

Precisamente con estos aguaceros revive la preocupación por especies como el algarrobillo en zonas públicas, una especie que “suelta” ramas y puede caer encima de las personas o vehículos, cosa que ha ocurrido antes con esta y otras especies que deben estar sembradas en zonas rurales. El caucho cartagenero, en la calle 44, también es una especie que preferiblemente debe estar alejado de corredores peatonales y vehiculares.

De manera que, al saber de los cientos de árboles no urbanos sembrados por toda la ciudad, es posible que los percances aparezcan y rogamos no sean lesivos para los seres humanos. Es urgente actuar.

La Mesa del Árbol ve con buenos ojos que exista un esfuerzo económico del municipio para intervenir los árboles, todo esto producto de lamentables hechos recientes que nos invitan a volver al principio de cosas: prevención.

Queremos, como medio de comunicación, y fundadores de la Mesa del Árbol, evaluar por supuesto la adjudicación de un contrato de poda de 860 árboles y erradicación de otros 160. El valor del contrato es de $1.053 millones y sabemos que está en proceso de adjudicación, según lo manifestado por Planeación Municipal.

Esperamos que el impacto positivo de esa inversión sea de proporciones importantes y que se haga bien, bajo parámetros de transparencia y eficiencia en el manejo de recursos públicos.

EL PILÓN ratifica su compromiso y vocación ambiental, reconoce en los árboles una riqueza natural, paisajística que debe ser atendida con urgencia y desde hace un tiempo venimos conociendo con mayor detalle los errores que se cometieron en el pasado que no deben repetirse. Estamos a tiempo, pero hay afán.

Categories: Editorial
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