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Es hora de que lleguen los buses

Ha pasado mucho tiempo, y, aunque nos hemos salvado de un traspié financiero del programa estratégico de transporte, ya es hora de adquirir con toda la transparencia posible, no sobra recordarlo en estas aciagas épocas, los 140 buses prometidos, con recursos de la nación, que se han podido ahorrar dentro del SIVA y que un Conpes, antecedido de la ley del Plan Nacional de Desarrollo, permitió destinar para adquirir esos vehículos y rebajar el costo de las tarifas para los usuarios.  

La tarifa que estaba en niveles de $5.000, para compensar los costos, disminuye a algo más de $3.000, gracias a que el bus lo aporta el SIVA y no el particular, caso en que el costo  lo trasladaría al usuario.

El daño de la demora ha sido grande, pues nos colonizaron los dos medios menos deseables, más congestionantes y contaminantes, como la moto y el vehículo particular. En especial la moto, convertida en el rey del transporte, con un número que supera a las 120.000.   Hubo más accidentes y pérdidas humanas, mayor informalidad, sobrecarga. Hay que ver que no respetan una señal de tránsito como los semáforos. Y se deja una sensación de ruido y de mala imagen. Los turistas se escandalizan de no ver el transporte público masivo en la ciudad. Y pensar que al iniciar el SIVA había 150 buses transitando hace más de 10 años.

La espera pudo tener unas compensaciones financieras: de haberse iniciado antes del gobierno Duque, sin haberse ajustado el programa que se ha dispuesto para ciudades hasta 600.000 habitantes, habilitando recursos para abatir la señalada tarifa, el fondo territorial de compensación (de Gobernación y Alcaldía)  que  cubriera el déficit para cobrar pasajes competitivos, con el mototaxismo,  de $ 2.000, asumiría un costo insostenible; y si hubiera iniciado antes de la pandemia,  por la forzada parálisis, habría generado una brecha financiera de  inmenso tamaño, como la que hoy ha dejado mal parados a los sistemas de transporte en varias ciudades del país.

Debe anotarse respecto al fondo territorial de compensación que las fuentes que lo alimentan progresivamente disminuirán sus aportes según se alcanzan rangos de 60.000 pasajeros día y no los de 20.000 en que se arrancará.

Pasar a buses livianos de 20 pasajeros climatizados y a gas y aptos para discapacitados, con buen costo y tarjeta inteligente,  modernos paraderos, atención amable,  amplias rutas, y carriles preferenciales en la calzada, permitirá que los vallenatos, de toda condición, clase o edad, puedan mejorar su bienestar y  ahorrar tiempo sin zozobra. No se dejará de usar la moto o el vehículo particular pero su participación por menor incentivo de uso irá disminuyendo, en función de su real y exclusiva necesidad. Esperamos que el sistema integral y  los buses estén ya rodando en su totalidad  para los juegos bolivarianos. La directora del SIVA, Katrizza Morelli,  en conferencia virtual el 11 de agosto dentro de las conversaciones de movilidad que hace el Banco de la República prometió que en abril, en pleno Festival vallenato,  estaría todo listo. Le apoyamos sus esfuerzos. Porque esos  compromisos suelen, en estas épocas, escribirse en arena de playa.

Categories: Editorial
Redacción El Pilón: