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Es hora de parar el crecimiento urbano sin control ambiental

Las ciudades modernas, aquellas que conciben su futuro teniendo en cuenta la calidad de vida de sus habitantes como eje fundamental, deben planificar su crecimiento considerando factores que seguramente no son los mismos de los villorrios del siglo pasado. Ciudad que se respete, que tenga al ciudadano como su centro vital, debe conciliar el desarrollo urbano con unas condiciones mínimas de respeto por el medio ambiente. El nuevo POT debe ser armonioso con el desarrollo sostenible y de su entorno regional.

Estamos actualmente siendo víctimas del incontrolable crecimiento de Valledupar, donde estamos observando la duplicación o cuadruplicación de su población, llegó el momento de parar este fenómeno y de disminuir a una velocidad adecuada el ritmo de crecimiento de nuestra ciudad, con el propósito no únicamente de optimizar sus servicios públicos y mejorar la calidad de vida de los vallenatos, sino de evitar que los alrededores de Valledupar desaparezcan, absorbidos por la selva de cemento, lo que ocasionaría una catástrofe ecológica cuyas consecuencias son inimaginables y posiblemente serán irreparables.

Sería bueno que vayamos estableciendo reglas claras de respeto al régimen del área de reserva forestal, así como la necesidad de definir la localización de los rellenos sanitarios dentro de un plan científicamente elaborado para su manejo. Debemos ir pensando no sólo en la planificación sino en el medio ambiente, estas dos cosas deben trabajar en una llave estrecha.

Y como es mi costumbre trataré otros temitas: ahora que entramos de lleno a la actividad política les sugiero tanto a los políticos, periodistas y a aquellos oyentes que llaman a las emisoras, mucha responsabilidad en su vocabulario. He escuchado últimamente en las emisoras algunos comentarios como estos: “el trío de ratas, ladrones, sinvergüenzas, alimañas”, refiriéndose a algunos exalcaldes de la ciudad, y eso no está bien. Si de algo deben dar muestra algunos periodistas, precandidatos y escuchas, es de tolerancia, de comprensión y ecuanimidad. Estos términos descalificativos solo van a enrarecer más el difícil ambiente político. No es bueno acudir al agravio como medio de controvertir las opiniones ajenas, tal vez las tensiones derivadas de la actividad política lleven en ocasiones a perder el equilibrio, pero esto no justifica que incurramos en esos exabruptos que atenían contra la paz política verbal.

Me parece excelente que las mujeres se postulen o las postulen como candidatas a los cargos públicos, bien sea Senado-Cámara. El vaticinio que hiciera alguna vez García Márquez, cuando dijo que al mundo le irá mejor cuando le gobiernen las mujeres, se está haciendo realidad a juzgar por el rápido ascenso femenino en la política.

Por Alberto Herazo Palmera

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