X

¡Es festivo!

De vez en cuando, en medio de la rutina de los días laborales y académicos que nos hacen llegar a casa exhaustos y levantarnos al siguiente día aún cansados, aparece un fin de semana un poco más largo: ¡Benditos festivos! La mayoría de las personas simplemente los aprovechan sin buscar explicación acerca de por qué es un día no laboral, al fin y al cabo lo único que importa es que ¡Es festivo!
Simplemente para ayudar un poco a la cultura general menciono que esto se debe a la famosa Ley 51 de 1983, o también llamada ‘Ley Emiliani’, en reconocimiento al jurista y político cartagenero Raimundo Emiliani Román, gestor de dicha ley, que ordena el traslado del descanso remunerado de algunas festividades patrias y religiosas al lunes siguiente, cuando éstas no caigan en días lunes.
Mañana es festivo y no me cabe la menor duda de que este oasis viene muy bien a estudiantes y trabajadores. Pero, en vez de limitarnos simplemente a prolongar las actividades del fin de semana, deberíamos preguntarnos también el porqué de tal descanso. Este lunes es festivo porque el sábado (primero de noviembre) la Iglesia celebró la solemnidad de todos los santos y, según la ‘Ley Emiliani’, el descanso se traslada al lunes. Dicho sea de paso que el objetivo de dicha ley es la promoción del turismo en Colombia.
Pero más allá de la historia y la cultura general, aprovechemos este espacio para discurrir sobre el tema del culto a los santos promovido y defendido por la Iglesia Católica y que le ha valido, en no pocas ocasiones, la acusación de idolatría.
Los católicos distinguimos tres categorías de culto:
– Latría o Adoración: Latría viene del griego “latreia”, que quiere decir servicio a un amo, al señor soberano. El culto de adoración es el culto interno y externo que se rinde sólo a Dios.
– Dulía o Veneración: Dulía viene del griego “doulos” que quiere decir servidor, servidumbre. La veneración se tributa a los siervos de Dios, los ángeles y los bienaventurados, por razón de la gracia eminente que han recibido de Dios. Este es el culto que se tributa a los santos. Nos encomendamos a ellos porque creemos en la comunión y en la intercesión de los santos, pero jamás los adoramos como a Dios. Tratamos sus imágenes con respeto, al igual que lo haríamos con la fotografía de un ser querido. No veneramos a la imagen, sino a lo que representa.
– Hiperdulía o Veneración especial: Este culto lo reservamos para la Virgen María por ser superior respecto a los santos. Con esto, reconocemos su dignidad como Madre de Dios e intercesora nuestra. Manifestamos esta veneración con la oración e imitando sus virtudes, pero no con la adoración.
La acusación de idolatría queda sin fundamento, pero es preciso reconocer que existen en el pueblo expresiones religiosas que necesitan ser purificadas: procesiones, ritos, manoseo a la imágenes de los santos y la Virgen y una religiosidad mal entendida que parece afirmar que lo importante es asistir a misa el día de la fiesta de tal o cual santo, pero olvidarse de Dios los restantes días del año.

 

Marlon_Javier_Dominguez: