Nuestras vidas perderían sus objetivos primordiales el día en que dejemos de pensar en cambios en los procesos sociales, que dentro de la política sana conduzcan al bienestar general.
Votar, elegir, o ser elegido es lo más significativo cuando tenemos presente la verdadera participación para decidir en una democracia por políticas y candidatos que representen y beneficien a sus comunidades
Si hoy tuviera que elegir entre la política, el deporte y la música, como rectoras de lo público, entre la una y las otras, si me dejo guiar por la razón votaría por la primera, si me dejo guiar por las emociones votaría por las segundas. Lo importante es colocar cada cosa en su lugar y en cada lugar los ideales precisos, pues el manejo de dar al pueblo un espacio para sus necesidades de vida es la prioridad más relevante en el mundo de hoy y de siempre, donde la pobreza es el problema universal para combatir como solución posible para la dignidad del mundo.
Alguien me decía que los personajes famosos del deporte, o personajes de la música, cantantes, compositores y otros, por estar en contacto permanente desde el punto de vista sociológico con la clase popular, bien sea por que a través de sus notas endulzan con más facilidad el ambiente, o porque el manoseo atrae como muestra de afecto y sencillez , debían ser los grandes candidatos para el manejo gubernamental; pero a la hora de la verdad supera todas estas escenas el verdadero sentido político, que lleno de sensibilidad social y de trabajo permanente con las comunidades y como apostolado de las mismas, se pueda llevar a cabo, pues la sensibilidad social de los triunfos deportivos y de las notas musicales, sólo las supera la sensibilidad social por los problemas que aquejan a las mismas comunidades, que con su pobreza absoluta llenan cada día las calles.
¡Si el deportista o el músico es político, fabuloso!, pero si solo es arrastrado por su megalomanía de ídolo, como pasaría con cualquier otro famoso dentro de los múltiples escenarios representativos de las pasiones universales de nivel popular, no creo que llegue lejos, si en su corazón no existe el deseo de servicio por el hombre y para la comunidad en que actúa.
Si hoy tuviera que elegir entre un Pelé o Jose Alfredo Jiménez, y entre una Thatcher o un Cárter para regir el destino de una sociedad, si me dejo guiar por la sensatez que equilibra las emociones y la razón, basándome en la razón de ser, escogería a una Thatcher o a un Cárter en cualquiera de las circunstancias.
Todo este preámbulo lo hago para responder a alguien que le preguntaba a otro en tono de suspicacia dolosa, por quién votaría, o que si votaría por alguien con afinidad personal a grandes y famosos del deporte o el folclor, que entre los candidatos y candidatas hacen fila para ostentar cargos de elección popular en las elecciones que se avecinan, sin mediar alternativas, contestó: “Voy a votar como lo hace un hombre sensato, que usa la razón cuando de decidir se necesita”, ….votaré por los verdaderos políticos que siempre han estado al frente de los problemas de su sociedad y que, sin ser perfectos, quieren buscar el camino de erradicar la pobreza, no como paliativo de campañas, sino en forma definitiva, como ahora lo intentan hacer muchas familias, candidatas y candidatos en participación activa en muchas regiones del país para regir sus destinos, con prácticas sociales, sin tener que acudir al supuesto peso de la fama y gloria popular que les podría embargar por patear un balón para hacer goles, o golpear con un bate bolas sin destinos, o por tararear canciones, a sabiendas de que la política no se hace sino resolviendo las necesidades de la miseria humana.
La presencia en las campañas de las emociones desmedidas de un sentir colectivo sin la razón, no llevan a ninguna parte. Votaré por los sensatos y nobles de corazón, más no por los que manejan dualidades para pescar votos de resentimientos.
Por Fausto Cotes N.