La semana pasada no alcancé a terminar mi habitual columna de los martes puesto que el tema a tratar me exigía el máximo rigor (Infraestructura) y por supuesto tenía que pulirla y hacer las consultas a los expertos en el tema para que su veracidad y contenido cumplan con las expectativas de mis lectores los cuales no merecen nada diferente que un contenido a su altura; de hecho aun sigo en revisión, pero los últimos acontecimientos me motivaron a adelantar esta columna con un tema nacional y las noticias nacionales tienen por estos días un solo protagonista, el gobierno Petro.
La semana pasada se volvió viral un video de una mujer que saltaba de alegría porque había recibido el primer giro del programa ingreso solidario (Hoy hambre cero) programa que dicho sea de paso ha venido perfeccionándose en cada gobierno de turno; pero más allá de la efusiva celebración de la beneficiaria, el mismo presidente se encargó de montar el video en su cuenta de Twitter donde, dicho sea de paso, es el campo de batalla del presidente desde donde dispara trinos a diestra y siniestra ya sea como estrategia de defensa o de ataque.
Todos estamos de acuerdo en que hay un sector de la población que según El Programa Mundial de Alimentos de la ONU en un informe publicado en febrero del año en curso, el 40% solo consume dos comidas al día, esta es una cifra escandalosa para un país que dice ir en vía de desarrollo y por supuesto la inversión social no da espera; sin embargo, y según los estudiosos en macroeconomía el asistencialismo solo va a generar dependencia e improductividad.
La realidad y los hechos son tozudos, la disponibilidad de mano de obra para ciertas actividades que requieren mano de obra no calificada se ha ido reduciendo a niveles que generan escasez, en otras palabras, en las ciudades ofertas como servicio doméstico, jardineros, conductores familiares, servicios de aseo, personal para refacciones tienen una característica en común, no hay; y sencillamente no la va a haber porque no se puede competir con un estado que va a regalar $500.000 mensuales a casi 2 millones de hogares que cumplan con cierto puntaje en el SISBEN, desde ya las colas son interminables.
Pero lo verdaderamente peligroso de estos regalos no son solamente el generar una cultura de pedigüeños y dependientes del erario para subsidiar la pereza, sino que se puede convertir en una de las herramientas electorales más poderosas desde siempre puesto que la cultura del elector de los estratos 1, 2 y parte del 3 es que vota por quien les pueda solucionar el dia a dia o el ahora, y $500.000 si que solucionan la vida y además sin hacer nada.
Pero hay más; la reforma tributaria aprobada por este congreso, prácticamente bajo un régimen confiscatorio le cargó la balanza a las empresas quienes no solo tendrán que pagar más impuestos sino que la incertidumbre que les genera las polémicas reformas (Laboral y pensional) y los altos costos de los insumos necesarios para operar en condiciones normales, hoy enfrenten una especie de animadversión por parte del presidente y algunos de sus ministros; en pocas palabras y sin sonar exagerado, el lenguaje con el que el presidente se refiere a la actividad empresarial, a los proyectos de inversión en infraestructura, o al crecimiento económico, genera muchísima preocupación. Otro punto para reflexionar es que el 64,4 % del Plan de desarrollo se destinará a una de las líneas base del PND (Plan Nacional del Desarrollo) “Seguridad humana y justicia social” y eso significa asistencialismo y entrega de subsidios.
Cuando frenas la productividad de un país, exprimes al sector que paga los impuestos, dejas de invertir en infraestructura y sumado a ello le imprimes una exagerada dosis de filosofía e ideología al gobierno, haces que no solo haya incertidumbre sino que se instala en el imaginario una sensación de miedo de lo que pueda pasar en el país si se aplican las mismas recetas de Venezuela, Argentina, Bolivia solo por mencionar algunos de los países que hoy están en dificultades por creer en recetas mágicas.
Estamos de acuerdo en cerrar la brecha social, pero para eso se requiere un tejido empresarial fuerte y productivo y esa condición la ayuda a crear el estado, pero si ese estado se vuelve tu adversario, el desastre está servido.
Por: Eloy Gutiérrez Anaya