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¿Entre la donbernalización de Medellín y la milicianización del Caquetá, nos resta democracia?

Hace muy poco se dio un hecho inédito a nivel nacional: nuestro comandante en jefe a través de su especial forma de gobernar: la plataforma de Twitter pareciera que despojó a nuestras fuerzas armadas de la legitimidad que tienen y se la pasó a la comunidad que secuestró/cercó a nuestros soldados.

Esto nos lleva a revisar la historia, y el cómo durante la campaña uno de los ataques más frecuentes que se dio contra al candidato ‘Fico’ Gutiérrez fue el posible acuerdo de “convivencia” con “las oficinas” para disminuir los niveles de violencia que en ese entonces hacían invivible la capital de Antioquia. Recordemos que el grito de los defensores de derechos humanos y ciertos influenciadores políticos detrás de ese hecho era constante. Insistían en cómo en aras de mantener “la paz” se pisoteaba la constitución y se compartía el poder con fuerzas ilegales.

Tantas voces elevaron su indignación en tantos frentes, que un colectivo internacional estudió la situación y explicó cómo ese no era un hecho aislado, sino una forma poco ortodoxa compartido por ciertos gobiernos en ciudades insignes del mundo desbordadas por el crimen organizado, siendo Chicago el caso más sobresaliente.

Muchas de esas mismas voces contribuyeron con la elección del hoy presidente. Es de resaltar que ellos callan con lo sucedido a los 79 soldados, en oposición a las voces aliadas al anterior gobierno que lo magnifican. Dentro de los primeros no hay llamados al derecho internacional humanitarios, solo un silencio cómplice. 

Así continúa el país con dos bandos culpándose unos contra otros asegurándose de demostrar que son los otros los que están en el lado equivocado de la historia, y que su líder es el único con las capacidades y las calidades para gobernar al país.

Mientras en palacio se reparten la torta, y los mismos de siempre siguen seguros recibiendo su porción, con pequeñas variaciones del tamaño y de repartidor. Reorganizando las tortas locales, en estos momentos, tratando de asegurarse de que, aunque otro sea el que reparta, les deje un buen pedazo… por supuesto todo en bien de la ciudad, el departamento, etc.

Esperemos que, si los 50 candidatos a la alcaldía, y los 20 de la gobernación se logran poner de acuerdo, no vaya a suceder como cuando después de mucho esfuerzo el pueblo cesarense, o vallenato revirtió los hilos del poder, solo para darse cuenta que cuando los “hombres del pueblo” llegaron a la silla de gobierno fue para devolvérsela a los mismos de siempre, y asegurarles que en la siguiente contienda retornarían los mismos apellidos o clanes al lugar que tanto le costó al votante común retomar. 

Los cambios reales salen de decisiones propias. Vimos el video del agente de tránsito, se hizo viral inmediatamente. La disyuntiva real no está en replicar con voz airada, condenatoria ese hecho. El dilema del alma está en la respuesta individual ante una situación similar.

Recordando las palabras de Sor Juana Inés: “Quién peca más: el que peca por la paga o el que paga por pecar,” valdría preguntarse ¿más allá de cuánto estoy dispuesto a pagar … cuál suma me haría pecar? En este país de tan reducidas oportunidades, y de aprovechamiento de “papayazos” ante ese dilema: ¿cuál sería tú respuesta? 

 En las próximas elecciones hay una oportunidad de hacerla pública. 

Cenaida R. Alvis B.

Categories: Columnista
Cenaida Alvis Barranco: