En el fútbol comúnmente se escucha decir que el mejor árbitro es aquel que pasa desapercibido, lo mismo debe ocurrir con los integrantes del jurado en los concursos de cualquier índole y en los festivales vallenatos ni se diga. En cada evento folclórico de los tantos que se realizan a lo largo y ancho del territorio nacional siempre hay alguien en el rol de jurado que se quiere lucir y casi siempre lo hace en detrimento del evento y de su transparencia.
Recientemente asistí al Festival Ornamental de Voces, Acordeones y Guitarras de Manaure, Cesar, y presencié el peor de los protagonismos en uno de los miembros del jurado en el concurso de canción inédita, mientras a cuatro de las cinco canciones finalistas le calificó entre 90 y 98 puntos hubo una canción a la que solo le puso 75 puntos, lo cual hizo que de inmediato esa canción quedara por fuera, aunque los otros dos miembros del jurado le hubiesen dado un importante puntaje, el pueblo lo abucheó y silbó, pero el daño ya estaba hecho. Para descubrir este tipo de anomalías y dejar en evidencia a estos personajes inescrupulosos es que sirve que el puntaje de cada jurado se dé de inmediato en la tarima.
En lo que tiene que ver con los participantes me he dado cuenta que en casi todos los festivales de música vallenata hay un grupo de concursantes que se toman el festival y son sus principales protagonistas, por ejemplo, hay cantantes que interpretan varias de las canciones inscritas, coristas que no se bajan de la tarima porque acompañan a casi todos los concursantes, cajeros y guacharaqueros que acompañan a varios acordeoneros.
Algunos verseadores se han convertido en el alma de los festivales, ellos participan en el concurso de piqueria, interpretan canciones inéditas, son los vocalistas de acordeoneros aficionados y profesionales y muchas veces también fungen como guacharaqueros. Definitivamente estos personajes son piezas fundamentales de los eventos y ojalá los organizadores tengan en cuenta que sin ellos sería más difícil el éxito de los festivales.
Ahora me quiero referir a unos personajes siniestros que circulan en la mayoría de festivales de música vallenata de la región, a los que yo llamo “Calanchines”. Estos a veces fungen como jurado, otras como organizadores y otras son los mismos participantes, pero su principal función es muy concreta: Hacer todo tipo de triquiñuelas para que parte de la premiación llegue a sus manos y a la de aquellos corruptos, que donde quiera que hay dinero están tratando de sacar su tajada.
Conozco casos en los cuales el verdadero organizador y director del festival no aparece entre los integrantes de la junta organizadora y prácticamente convierte a toda la junta en sus “Calanchines”. También he visto que llevan a un miembro del jurado y lo rotan en todas las modalidades de los concursos y este es quien se encarga de direccionar y organizar los ganadores y la repartija. Definitivamente nuestros festivales requieren de veedurías ciudadanas y de autoridades de control.
COLOFÓN: Esta es la tercera vez en línea que el cantautor y amigo Miguel Antonio Morales Campo, conocido en la farándula como Miguel Morales participa en una contienda electoral para llegar a la Alcaldía de Valledupar y cuidado porque nos puede dar sorpresas, la gente está cansada de que los clanes politiqueros nos impongan a sus familiares o a sus títeres y marionetas en los cargos de elección popular del departamento y de los municipios.
Por Jorge Nain Ruiz