La melodía en una canción es el encadenamiento en la sucesión de notas musicales organizadas de manera coherente y, para hacerla agradable al oído, hay que constituirla en el elemento principal que los oyentes suelen recordar y tararear, ya que es la línea musical la que guía la canción y le da identidad. La melodía se construye a partir de una combinación de tonos y ritmos que generan una estructura reconocible, generalmente en torno a una escala musical específica.
En la interpretación, la melodía y la voz principal al estar presente con los instrumentos musicales, muchas veces siguiendo patrones repetitivos o variaciones, ayudan a mantener el interés del oyente. La melodía interactúa con otros elementos musicales como la armonía y el ritmo para crear una expresión sonora completa. En la composición, es fundamental encontrar un balance entre lo simple y original con la armonía y la interpretación para al final encontrar el alma de la canción, ya que es ésta la que transmite la emoción y el mensaje de la música a través de sus notas y su desarrollo melódico.
Es así como nace la cadencia, que en una melodía es el cierre o reposo musical que marca el final de una frase, estrofa o verso. Y no es sino una sucesión de acordes que generan sensación de final o continuidad. La cadencia puede ser perfecta o no serlo, dependiendo del grado de armonía que se le quiera dar.
La vibración natural de un instrumento o la voz componen con su frecuencia sonora los armónicos, que son esenciales para darle identidad, color y riqueza al sonido en la música.
Atendiendo a lo expuesto el porro y el paseo vallenato son dos géneros musicales tradicionales de nuestro entorno con diferencias en ritmo, instrumentación y hasta en función cultural.
El porro es un género originario, especialmente de Córdoba y Sucre. Se caracteriza por su ritmo rápido y festivo, con mucha influencia de las bandas de viento y se interpreta con instrumentos muy sensibles como clarinetes, trompetas, bombardinos… y su compás se asocia con el baile y la celebración en fiestas populares.
El paseo, en cambio, es uno de los ritmos del vallenato más melódicos y versátiles y su tiempo varía entre lento y moderado, y se interpreta con instrumentos como caja, guacharaca y acordeón. Es el ritmo más utilizado en las composiciones vallenatas y suele ser romántico o narrativo, contando historias o sentimientos.
En resumen, mientras el porro es más instrumental y bailable, el paseo vallenato es más narrativo y melódico, reflejando distintas expresiones, pero con similitudes impactantes entre la cultura nuestra.
La percepción del sentimiento y la sensibilidad al oído en la música es subjetiva, (yo por ejemplo nací y crecí bajo la música de Escalona) y depende de la interpretación y la conexión emocional de cada persona. Sin embargo, si comparamos el paseo vallenato y el porro en términos generales, se pueden identificar algunas diferencias claves.
El paseo vallenato suele transmitir más sentimiento debido a su carácter narrativo, descriptivo y expresivo. Es el ritmo más melódico dentro de la música vallenata y permite mayor flexibilidad en la interpretación de letras románticas, nostálgicas o de reflexión. Su estructura melódica y armónica da espacio a una interpretación más sentida, con voces que suelen transmitir emociones profundas sobre todo cuando se interpreta y acompaña a dos voces y con instrumentos transportados como acordeones, concertinas, sordinas. Por eso, muchas de las canciones vallenatas más representativas están compuestas en el ritmo de paseo, ya que permite una conexión emocional fuerte y profunda donde las emociones se apasionan en el alma del oyente que con pocos tragos encima se vuelve otro, y ese otro en dichas condiciones se bebe cualquier plata ajena.
El porro, por otro lado, es más festivo y enérgico, diseñado para el baile y la celebración. Su ritmo es vibrante, donde predominan los instrumentos de viento y percusión, los que le dan un carácter alegre y dinámico. Si bien puede ser agradable al oído por su riqueza instrumental, no se enfoca tanto en la expresión sentimental como el paseo vallenato.
Aunque muchos de los porros compuestos no tienen letras definidas, algunos si las llevan y muy expresivas que llegan a trastornar sentimientos al escucharlas.
En conclusión, si me voy a los temas de la razón, el paseo vallenato es generalmente más sensible y emotivo, mientras que el porro es más animado y enérgico.
Después de este análisis, y habiendo escuchado luego unos porros muy sentidos como San Carlos, Imágenes (Leonardo Gamarra) y otros, mis sentimientos llegaron a vacilar y las dudas invadieron mi alma vallenata, dejándome en el limbo de las decisiones con respeto a la realidad.
Por: Fausto Cotes.