La razón principal por la que se ha venido presentando la estrechez entre oferta y demanda de energía, sometiendo a stress al sistema interconectado nacional (SIN), es por el retraso de la ejecución de muchos proyectos, tanto de generación como de transmisión.
Valga decir que de los 4.000 MW que han debido entrar entre 2018 y 2021 sólo entraron los 600 MW de las 2 primeras unidades de 8 Hidroituango. Además, según XM, mientras el consumo de energía crece, en promedio a nivel nacional, a un ritmo del 6.23% y en el Caribe al 11.75%, la oferta de energía en firme a duras penas crece al 2.5%.
Como lo acota la firma calificadora de riesgos Fitch Ratings, “Colombia continúa enfrentando un desajuste entre la demanda de energía y la expansión requerida del sistema, con una fuerte demanda haciendo subir los precios de la energía muy por encima de los niveles históricos en el mercado spot”. Por ello, basta con que se presente cualquier contingencia o falla para que el sistema entre en barrena.
Merece una mención en particular el notorio retraso de los parques eólicos en La Guajira, porque la no entrada de ninguno de los 14 proyectos que se asignaron en las subastas de cargo por confiabilidad de energía eólica, que compromete la instalación de 2.400 MW ha logrado entrar en operación, desestabiliza todo el SIN. Lo propio ha ocurrido con la instalación de 11 proyectos de energía solarfotovoltaicos. Ello, impide además reducir las tarifas al usuario, habida cuenta de los más bajos costos y precios de la energía generada y lo que es peor le resta resiliencia a la matriz eléctrica.
Y quiero enfatizar en esto último, porque la mayor virtud que tiene la integración de las fuentes no convencionales de energías renovables a la matriz es que las mismas se caracterizan por ser contracíclicas, esto es, que precisamente cuando el verano es más intenso y es mayor la sequía es cuando se tiene más frecuencia y más fuerza de los vientos, se tienen más horas de sol y mayor radiación solar.
Lo propio podemos decir de los proyectos de transmisión de energía, pues bien se ha dicho que sin transmisión no hay transición y ello es absolutamente cierto. Al paso que vamos, nos exponemos a no tener en La Guajira unos parques de generación de energía eólica, sino unos parques de ventiladores, porque sin la colectora, aplazada, hasta el 2025 o 2026, no será posible inyectar la energía que allí se genere al SIN.
Lo mismo ocurre con la línea 500 KV Chivor – Norte – Bacatá, la cual se espera que entre en 2025, exponiendo al centro del país a tener “demanda no atendida”, al igual de los que hoy ocurre en la región Caribe. Según el presidente del GEB, Juan Ricardo Ortega, “ya es un hecho que negocios importantes en la Sabana de Bogotá no logran tener acceso al servicio porque no hay suficiente energía”.
Además, el primer sistema de almacenamiento de energía a gran escala mediante el sistema de baterías localizado en Atlántico, el cual fue contratado con la empresa Canadian Solar y cuyo avance va en el 44.95% y se espera que entre solo en 2024.
Por: Amylkar D. Acosta M.