La encuesta realizada entre julio y agosto de este año por RCN, La FM y la Revista Semana en las trece principales ciudades del país, representativa del 67 % de la población, produce escalofrío a los que deseamos que una esquiva paz se asome a nuestras ventanas; es un resultado terrorífico que nos augura un porvenir de guerra, desolación y aplazamiento en la resolución de los problemas que nos aquejan sin solución de continuidad.
De no ser porque allí aparece Semana como garante de los resultados, podríamos decir que RCN y La FM, muy ligadas al uribismo, estarían induciendo al manipulable elector porque la opinión se rige por un principio físico que dice: “la masa atrae proporcionalmente a la masa”. Así es la opinión, trata de concentrarse en las franjas de moda.
Creo en las encuestas, conozco sus fundamentos, pero pueden manipularse. Observaciones tengo para esta encuesta. La primera es que una parte de ella, no se sabe qué porcentaje del tamaño de la muestra se hizo telefónicamente a los estratos 4, 5 y 6. Para que una encuesta de este tipo sea válida, el 80 % de esa población objetivo, como mínimo, debe tener teléfono porque los que no lo tienen pierden la oportunidad de ser consultados y por lo tanto ya no sería un muestreo aleatorio, requisito sine qua non.
Un segundo reparo es que no incluye el sector rural donde está el meollo del problema del país; es allí donde se ha librado la guerra. Una tercera mirada, el objetivo de la encuesta no es claro; muchas preguntas no se relacionan con la intención del voto plebiscitario y más bien podría ser una medida de las fuerzas santo-uribistas que algunos medios quieren resaltar, siendo ajenas al quid del problema que queremos solucionar. Ese maniqueísmo es lo que se percibe en la calle, Santos o Uribe y cada quien banaliza su vertiente, pero para la Nación, estos dos personajes son meros accidentes políticos.
Este es un país de poca cultura política con memoria de Alzhéimer. Esto es preocupante; me he topado con jóvenes que recitan de memoria las letanías del uribismo: confianza inversionista, CI y seguridad democrática, SD, pero no saben lo que estas frases de galería significan. A estos muchachos que votarán por el NO y al resto de mayorcitos, muchos de los cuales son analfabetas funcionales, hay que traducirles el contenido de estos eslóganes. La CI no es más que el mundo de gabelas que el gobierno de Uribe le concedió a las multinacionales de la minería para acabar con el agro y las condiciones medioambientales del país y llevarse nuestros recursos con el espejismo de las regalías y con la excepción de impuestos. La SD se reduce a los falsos positivos y chuzadas a la oposición y a las altas cortes. También cave aquí la reforma a la Carta para reelegirse cosa que no había sucedido en 120 años, desde 1986.
Pero ¿qué encantos tiene el NO? Es un acto de magia. La fachada de sus impulsores es no cárcel para los jefes guerrilleros y curules en el Congreso para ellos, son sofismas; en el Congreso nunca han faltado delincuentes y ningún autor intelectual de crímenes de Estado ha pagado cárcel. La posible afectación a los terratenientes, es la verdad que subyace pero no la dicen. Alerta, salvémonos de una dictadura fachista.