Por: GUSTAVO COTES MEDINA
Brasil, la octava economía del mundo y líder regional, le extendió la alfombra roja a Colombia y ese gesto ha generado expectativas y esperanzas que se están confirmando con la reciente reunión en Brasilia de los presidentes Santos y Lula da Silva. El intercambio comercial entre los dos países es ampliamente favorable a Brasil y uno de los propósitos del encuentro es buscar fórmulas para equilibrar esa balanza, dinamizando y abonando el terreno para las exportaciones colombianas a ese país.
Con el marco que “nada justifica el terrorismo como instrumento de lucha política”, los dos mandatarios resaltaron la colaboración que habrá entre la Policía Federal de Brasil y la Policía Nacional de Colombia, con el fin de combatir el tráfico de armas y drogas a lo largo de la frontera común.
Otros documentos de cooperación firmados se refieren a los temas de energía, educación, agricultura, biocombustibles y se destaca el acuerdo Leticia-Tabatinga que les permitirá a sus habitantes trabajar sin restricciones al otro lado de la frontera. Técnicamente forman una sola ciudad a orillas del Río Amazonas y dispondrán de una patrulla que ayude a controlar la criminalidad en la frontera fluvial.
Así mismo, los dos Ministerios de Defensa suscribieron una carta de intención sobre el programa de construcción del avión militar brasileño KC- 390 de la aeronáutica Embraer, con el objeto de incluir a Colombia en el pool de países que tienen interés en este proyecto. Se considera que el avión es de gran potencial y podría sustituir a los estadounidenses Hércules C-130 que saldrán de línea a partir del 2015.
El tamaño del mercado brasileño es de 193 millones de consumidores y el principal destino de sus exportaciones es la China. Augusto de la Torre, economista del Banco Mundial, afirma: “A América Latina la salvó su acercamiento con China”, lo cual no se puede negar, pero también es cierto que los asiáticos necesitan de todo lo que tiene la Región.
Al tiempo que el país se acerca al Brasil, Canadá, China, India, Japón y Corea, el Ministro de Comercio, Sergio Diaz-Granados, anuncia que “se profundizarán los TLC con los países vecinos del Triángulo Norte-Guatemala, Honduras, El Salvador- y no habrá renegociación del tratado de libre comercio con Estados Unidos”.
Colombia está redefiniendo sus relaciones comerciales con énfasis en la Región y mira con insistencia hacia Chile, Perú, Venezuela, Ecuador, Panamá, Costa Rica, República Dominicana, México y la Unión Europea. Es muy interesante la dinámica que está viviendo la política exterior del país, libre de temores y sospechas.
Con el encuentro de los dos presidentes, Brasil logra un aliado para consolidar la UNASUR como un espacio para dialogar, expresar diferencias y desarrollar mecanismos de cooperación y, al mismo tiempo, podría conseguir el apoyo de Colombia para integrar el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. La ganancia es de doble vía.
Colombia tiene mucho que aprender de Brasil, sin descuidar la alianza con Estados Unidos. Sin embargo, en el coloso del sur la verdadera ventaja de crecer no se traduce en calidad de vida para gran parte de la población y sus autoridades no encuentran mecanismos efectivos para transmitir los beneficios de ese crecimiento económico. Es un proceso continuo y complejo.
Si la visión comercial colombiana viene acompañada con educación de calidad y apoyada con ciencia y tecnología, estaremos empezando a caminar sobre esperanzas ciertas. La brújula de los negocios con otros países está girando con libertad liderada por un oriundo de la Región Caribe, a quien le sugerimos que haga una escala técnica y de reflexión en Singapur, la isla creciente.
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