Este martes, el taxi Kia Picanto de placas UWR-854 se convirtió en una sala de parto debido a que una mujer parió a una criatura en el asiento trasero del vehículo.
La historia le sucedió a Gustavo Rivera Chaparro, un taxista de Valledupar con más de 20 años de experiencia, quien relató que en todo este tiempo en el que ha hecho miles de servicios, primera vez que vive un caso similar.
Este hombre contó que como todos los días se levantó a las 4:30 de la mañana para iniciar su jornada laboral, salió de su vivienda e hizo una primera carrera; al desocuparse continuó recorriendo las calles de la ciudad en busca de un segundo cliente.
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Cuando transitaba entre los barrios El Pupo y el Manantial, en inmediaciones del CDV sede del Hospital Eduardo Arredondo Daza, una pareja lo detuvo. La mujer embarazada se quejaba de dolores de parto, mientras su esposo le pidió a este conductor que los llevara al Hospital Rosario Pumarejo de López, HRPL, lo más pronto posible, puesto que en este primer puesto de salud no los atendieron.
“Como taxista al ver la situación me apresuré lo más que pude. La mujer se quejaba con mucho desespero, pues los dolores de parto eran más agudo a medida que avanzábamos por las calles para llegar al hospital. Cuando íbamos por el barrio Dangond decía que no podía más y el esposo le rogaba que aguantara un poco más, mientras yo trataba de aumentar la velocidad del carro”, expresó Rivera Chaparro.
Los gritos desesperantes de la parturienta alentaron a este taxista para que se apresurara aún más hasta que por fin llegó al HRPL, donde a pesar que el personal de vigilancia y asistencial vieron que se trataba de una urgencia vital, al parecer, no acudieron de inmediato al llamado, sino que demoraron en prestar la atención necesaria, por lo que un fuerte grito la mujer avisó que había nacido una niña sana.
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“El esposo de la muchacha iba nervioso, cuando finalmente llegamos a urgencia del hospital esperaba que reaccionaran de inmediato, pero no, más bien tuve que discutir para que la recibieran porque si era urgencia. Empecé a grabar todo, era mi carro donde estaba pasando toda esa escena, hasta que parió en el asiento trasero del carro. Ahí sí salió el personal médico y la atendió”, relató el taxista.
Después de esto no supo qué futuro tuvo la mujer y la niña. “Salí del hospital y fui a un lavadero para que limpiaran el carro porque quedó sucio, propio de un sitio donde se registra un parto, porque debía seguir laborando”, subrayó el taxista.
De esta historia EL PILÓN conoció que la mujer se encontraba en la sala de observación del HRPL, mientras que la pequeña criatura en el área de pediatría; ambas en buenas condiciones de salud.
POR MILAGRO SÁNCHEZ FLÓREZ/ EL PILÓN