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En Valledupar todavía no asoma la primavera

“Un campanazo de alerta. La sequía de hoy”, este es el título del Editorial de EL PILÓN de ayer 3 de abril. Alerta muy pertinente y oportuna, tanto para la dirigencia política nacional, como para todos los otros gremios de nuestro país. Y en especial para cada persona que vive en Colombia. Cuyo propósito es llamar la atención, en el sentido de que aún la humanidad podría vivir en mejores condiciones, si se propone a cuidar el planeta tierra debidamente.

Hoy es 4 de abril y en Valledupar todavía no asoma la primavera, pareciera que el Fenómeno de El Niño se extenderá más de lo previsto; es decir, parece que no quiere darle paso al fenómeno de La Niña, lo cual, nos tiene ad portas de un racionamiento programado de agua potable y de energía eléctrica. En nuestro país es tradición que cuando las autoridades recomiendan a la ciudadanía el ahorro voluntario de algo, es porque su ocurrencia ya es incontenible. 

Ojalá que en esta ocasión sea una excepción, si no, aumentarán las víctimas de soponcios, especialmente ancianos y niños, quienes son los más propensos a la deshidratación corporal que producen la alta temperatura y la falta de agua. Líbrenos Dios del racionamiento pronosticado, porque en Valledupar, soportar 8 o más horas sin agua y sin luz serían torturas, que podrían ser causantes de mortalidad. 

Antes de continuar la escritura de la columna, quiero que todos los lectores sepan por qué ocurren los fenómenos de El Niño y La Niña. El fenómeno de El Niño es el evento climático que, temporalmente, se genera por el calentamiento del océano Pacífico oriental ecuatorial, y presenta fases calurosas y frías, estas últimas son las conocidas como fenómeno de La Niña. Los estragos ocasionados por tales fenómenos, en Colombia son más fuertes en los 3 primeros meses del año, principalmente en el norte de la región pacífica, los departamentos de la región andina y del caribe. 

En el actual fenómeno de El Niño que está por concluir, el calor ha sido inclemente, con incendios forestales devastadores y sequías de ríos, embalses y humedales alarmantes.  Tales catástrofes son consecuencias del nefasto cambio climático global, que con mucha antelación se ha venido vaticinando y proponiéndose acciones para mitigarlo; sin embargo, solo los ambientalistas; es decir, la gente verdaderamente defensora de la naturaleza, han persistido en la lucha por conservar el medio ambiente con el menos daño posible, a pesar de que muchos ambientalistas han sido asesinados por sus intentos de querer proteger y salvar valiosos ecosistemas terrestres. 

PD: Mis sentidas condolencias a los familiares del doctor Rafael Villazón Baquero, muy especialmente a su hija Acela, mi gran amiga desde la infancia y a su sobrino el Dr. Edgardo Maya Villazón, admirable jurista respaldado con loable currículum vitae.  Rafael Villazón Baquero, fue un distinguido médico otorrinolaringólogo, querido y apreciado por la sociedad valduparense y destacados galenos bogotanos. Para él mi inconmensurable gratitud por la extraordinaria ponderación que siempre me otorgó, q. e. p. d. la noble alma del difunto, allá en el paraíso del mundo celestial en compañía de todos los generosos que le antecedieron. Amén.

José Romero Churio

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