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En Valledupar las lluvias cambiaron de olor

Como dijera, en una crónica, el recordado periodista William Rosado: “Valledupar no huele igual”. El olor tradicional que se experimenta cada vez que llueve se ha perdido en esta ciudad en los últimos tiempos, ahora las aguas lluvias en la capital cesarense huelen a todo, pero menos a nada agradable.

Se ha generalizado en Valledupar una grave situación de malos olores derivados del desbordamiento de aguas negras siempre que llueve, un malestar que se extendió a casi todos los sectores de la ciudad y que preocupa enormemente.

La situación del rebosamiento de aguas negras y el deficiente sistema de alcantarillado en Valledupar es un problema que cada día empeora y por el momento no se vislumbra una solución definitiva, pese a que ya está afectando la calidad de vida de sus habitantes y que comenzó a registrarse desde hace mucho tiempo, agudizándose de manera paulatina hasta llegar a los niveles preocupantes que se evidencian en la actualidad.

El problema no solo representa un inconveniente sanitario, sino que también implica una seria amenaza para la salud pública y el medio ambiente que exige una atención inmediata y sostenida por parte de las autoridades pertinentes.

Las autoridades gubernamentales deben darle prioridad al asunto en razón a que el desbordamiento de aguas negras no solo es un problema estético o de malos olores, es algo que va mucho más allá. En opinión de los expertos, “las aguas residuales desbordadas contienen una amalgama de agentes patógenos y contaminantes que representan un riesgo para la salud pública. Estos desechos pueden contaminar fuentes de agua, suelos y afectar la calidad del aire, incrementando considerablemente el riesgo de enfermedades infecciosas y condiciones de salud adversas para los habitantes de Valledupar”.

Diagnósticos conocidos indican que la raíz del problema radica en la infraestructura del sistema de alcantarillado que no ha sido debidamente actualizada o expandida para satisfacer las demandas crecientes de una población en constante aumento. La falta de inversión en mantenimiento preventivo y correctivo ha llevado a un estado de deterioro alarmante en las tuberías y sistemas de tratamiento de aguas residuales.

Insistimos en que es fundamental reconocer la urgencia de abordar este desafío de manera integral. Es esencial establecer medidas preventivas, como inspecciones periódicas, reparaciones oportunas y la adopción de tecnologías innovadoras para garantizar un sistema de saneamiento confiable y sostenible, el cual está en mora en Valledupar.

Además, se requiere una mayor concienciación y participación de la comunidad en la preservación de estas infraestructuras. La educación sobre el manejo adecuado de desechos y el uso responsable de los sistemas de alcantarillado es esencial para garantizar su funcionalidad a largo plazo.

Siempre hemos recalcado que las autoridades locales y nacionales deben asumir la responsabilidad de priorizar este problema y asignar recursos adecuados para abordarlo de manera efectiva. Para ello, es clave la colaboración entre el gobierno, las instituciones privadas y la sociedad civil, solo así se podrán lograr avances significativos en la resolución de esta problemática agobiante que desencadenan estos tiempos de lluvias que se presentan en Valledupar.

Hay un clamor y un grito ciudadano para que se tomen medidas. La empresa de Servicios Públicos de Valledupar, Emdupar, está en la obligación de tomar correctivos urgentes, pero a la vista ni siquiera una explicación han salido a darle a la comunidad, pese a los intentos que este medio hizo para conocer las razones o causas técnicas del problema, lo mismo que sus posibles soluciones.

Queda la sensación de que el desbordamiento de aguas negras y los desafíos del alcantarillado en Valledupar son asuntos ignorados y subestimados por quienes en estos momentos están al frente de la empresa Emdupar.

Categories: Editorial
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