“¿Qué pasó en Valledupar con sus periodistas y escritores?”, cuestionó Carlos Mario Correa, periodista, docente y escritor de Medellín, quien en sus inicios se relacionó con reconocidos periodistas cesarenses que también fueron colegas en El Espectador. Para abordar esta inquietud, es imperativo considerar la creación de un Instituto de Cultura en Valledupar, o al menos que el municipio cuente con una Secretaría de Cultura; esta es la propuesta que defiende el presidente del Consejo de Cultura de Valledupar, Eduardo Ortega Vergara.
Ortega enfatiza la necesidad de establecer una estructura cultural sólida que no solo promueva, sino que también gestione y oriente las políticas culturales del municipio. “El tema cultural en el municipio es como una colcha de retazo; esos pedacitos de tela son las cositas pequeñas que se hacen en cultura aquí en Valledupar. Al final, terminan siendo como una colcha, pero eso depende también de la dinámica con la que se interpreta la cultura desde una Oficina que depende de una Secretaría de Educación”.
Ortega continúa explicando su perspectiva: “Yo conozco al secretario de Educación y sé que es una persona muy dinámica. Sé que es un pelado muy acucioso y que no desconocería desde luego que sepa de cultura. Pero no se mete en el tema de la cultura como debería. Ahora hay como una sensación de interrelación entre dos cosas que, si bien es cierto pueden ir de la mano, también es cierto que hoy por hoy no van de la mano; la educación va por su lado y la cultura por el suyo”.
Desconexión entre educación y cultura
El presidente del Consejo de Cultura señala que debería existir una separación entre los ámbitos educativo y cultural, porque así como se plantea actualmente limita el crecimiento y desarrollo integral de los jóvenes. Sin un enfoque coordinado que integre ambas áreas, se corre el riesgo de dejar a los jóvenes sin alternativas constructivas, lo que podría derivar en problemas sociales como la violencia y el consumo de drogas.
En este contexto, Ortega argumenta: “Hacer con la Secretaría de Educación lo que se hizo con la Secretaría de Gobierno. Hoy hay una Secretaría de Seguridad y tiene un apellido de seguridad y protección. Eso se lo quitan a la Secretaría de Gobierno, que es su responsabilidad. Aquí se necesita una Secretaría de Seguridad porque hay mucha inseguridad, porque hay mucha violencia, porque hay muchos robos y atracos. ¿Y por qué no se piensa en hacer una Secretaría de Cultura cuando se necesitan muchas cosas para poder fortalecer a los niños y jóvenes en el tema del arte y la cultura? Para que no haya jóvenes pendientes de robar o consumir drogas, sino que estén empuñando un pincel, un acordeón o una guitarra, haciendo cosas positivas que los eduquen y proyecten hacia la sociedad. Aquí tenemos a estos jóvenes formados por la cultura y la educación que se puede generar en nuestro municipio a través de un ejercicio importante que tenga compromiso”.
Del mismo modo, Yecid Acevedo Durán, decano de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Popular del Cesar, expresa su preocupación por el interés en la cultura vallenata, y critica la falta de valor que se le otorga a la formación académica:
“Hoy día más del 90% de los acordeoneros son empíricos; su proceso es por imitación. Los estudiantes de Bellas Artes tienen la capacidad de leer y escribir notas, algo que tú le preguntas a cualquier acordeonero y no tiene ni idea de qué es eso. Académicamente hablando, su formación les permite hoy hacer un concierto de jazz”.
Aunque la ciudad se proyecta como un destino cultural a nivel económico, Carlos Arturo Russo Alfaro, licenciado en Arte y folclor y docente en la carrera de música de la Universidad Popular del Cesar, considera que es necesario realizar una mayor inversión.
Según él, muchos jóvenes talentos vallenatos optan por irse al interior o al exterior en busca de ser escuchados y apreciados. Resalta que, a pesar de la riqueza cultural del vallenato, hay una falta de apreciación por otras expresiones musicales, lo que limita el desarrollo artístico. Por ello, sugiere que se deben realizar festivales que integren tanto la música clásica como el vallenato para fomentar una mayor comprensión y apreciación cultural.
“Los alcaldes anteriores nunca han atendido nuestras solicitudes, y me refiero a ellos porque aún no puedo hablar del actual hasta que termine su proceso. En el año que lleva como gobernante del municipio no se ha sentado con nosotros. Puedo mencionar al alcalde Mello Castro, quien nunca atendió nuestras reiteradas solicitudes. Nunca nos quiso entender como Consejo Municipal de Cultura. Asimismo, el señor Tuto Uhía nunca mostró interés en dialogar con nosotros. Esto refleja una tendencia entre los alcaldes anteriores, quienes han tratado a los Consejos Municipales de Cultura como meras formalidades, convirtiéndolos en instancias inoperantes”, explica el consejero.
Un Instituto Municipal de Cultura para Valledupar
La propuesta de establecer un Instituto Municipal de Cultura en Valledupar se presenta como una solución eficaz para abordar las deficiencias culturales actuales. Ortega señala que otros municipios, como Cartagena, Barranquilla y Santa Marta, ya cuentan con instituciones dedicadas a la cultura, lo que les permite gestionar recursos y desarrollar políticas públicas efectivas.
“El director de EL PILÓN se ha embarcado en una travesía interesante con el tema de la Feria del Libro. Lo que acaba de suceder con la Feria del Arte y la feria de vehículos usados son gestiones muy importantes que hay que aplaudir. Sin embargo, si tuviéramos una sectorial exclusivamente de Cultura, todo este compendio de actividades podría manejarse desde una política pública a largo plazo. Eso es lo que se necesita”, destaca Ortega.
Un Instituto en Valledupar tendría la autonomía necesaria para gestionar fondos tanto nacionales como internacionales y coordinar esfuerzos culturales sin depender exclusivamente del presupuesto municipal.
El consejero sugiere que la política pública del nuevo Instituto debe incluir la destinación de recursos para eventos que involucren a todos los sectores artísticos, así como asegurar que las iniciativas culturales abarquen diferentes expresiones artísticas y étnicas.
Por Redacción EL PILÓN