El 7 de enero de 2015, habitantes del barrio Simón Bolívar emitieron un decreto de petición a la Oficina de Planeación Municipal, Procuraduría, Personería y Defensoría del Pueblo con el fin de expresarles el inconformismo por la instalación de una antena de telefonía celular en el sector residencial ubicado en la carrera 18 entre calle 20 y 21.
En el documento, los residentes expresan que se adelantan trabajos de operación sin previa consulta a la comunidad, la cual está en desacuerdo con este hecho que, según ellos, agrava su salud, en especial la de los adultos mayores, menores (algunos con problemas cardiacos), a la Clínica Santa Isabel y hogares infantiles cercanos.
Los denunciantes aclararon que la antena está ubicada en el predio con dirección carrera 18C número 21-92, donde funcionó Autocentro, al lado del Antiguo Teatro Avenida.
Por tal motivo, los habitantes, con lista de firmas, solicitaron el desmonte inmediato de la antena que para ellos significa de gran repercusión a su salud.
En el derecho de petición, la comunidad anexó 21 historias clínicas de habitantes del sector que se han sometido a procedimientos quirúrgicos por afectaciones cardiacas, los que probablemente sufrirían más con las aparentes ondas electromagnéticas que emite la antena.
En respuesta a la petición, la Defensoría del Pueblo ofició a la Alcaldía de Valledupar a quien corresponde vigilar y controlar las instalaciones de las antenas de telefonía celular.
Mileidis Barrios De Armas, representante de los quejosos, quien decidió tomar cartas en el asunto por posibles afectaciones en sus padres que tienen problemas en la salud, dijo que la dueña del predio comentó en su momento que realizaría el proyecto con la empresa de telefonía, quien más adelante lo socializaría, sin embargo eso no pasó.
“Ellos están trabajando afanadamente para terminar la obra y la comunidad ya sabemos y hemos investigado que es perjudicial para la salud. Ese es un problema para la comunidad”, dijo la manifestante.
Barrios De Armas, quien aún espera respuesta por parte de la Oficina de Planeación Municipal, aseguró que los residentes están ubicados dentro de una zona residencial, no comercial o rural para instalar este tipo de antenas que deberían estar fuera de la ciudad, donde habitan personas que por miedo a los futuros problemas quieren mudarse.
La preocupación también se traslada a un hogar infantil de la zona en donde son atendidos alrededor de 250 menores. De igual modo, los afectados expresaron que la empresa propietaria de la antena no realizó un estudio alguno sobre la evaluación en la zona para su impacto.
Lo que dice Planeación
El jefe de la Oficina de Planeación Municipal, Raúl Villegas Ochoa, dijo desconocer hasta el momento el tema específico, no obstante recordó que el Plan de Ordenamiento Territorial, POT, dispuso una medida de los predios donde deben instalarse este tipo de estructuras.
Es decir, el POT, regula en su articulado el tamaño del predio que debe considerarse útil para la instalación de este tipo de antenas, y para ellos deben concurrir tres tipos de permisos:
1. Certificación de la Corporación Autónoma Regional, que señale que no existe ningún daño ambiental.
2. Certificación de la Aeronáutica Civil donde indica que la antena está fuera del cono de aproximación del aeropuerto.
3. Y un concepto favorable por parte de la Oficina de Planeación.
Pero si el predio no cumple con estos requisitos del tamaño, más las certificaciones, está en absoluta contradicción urbanística y la oficina tendrá la visita respectiva para hacer el sellamiento de la antena por parte de la Secretaría de Gobierno.
En cuanto al perjuicio en la salud de los habitantes por la instalación de la antena, el jefe de Planeación Municipal especificó que no existe algún estudio que determine enfáticamente los posibles efectos que pueda causar sobre la salud humana este tipo de instalación como estas estructuras.
“Ya le corresponderá a personas expertas de salud pública dar el debate para determinar si existe efecto sobre la salud, si estas antenas son lesivas o no”, dijo Villegas Ochoa.
Por Merlin Duarte García/El Pilón
merlin.duarte@elpilon.com.co