En la mañana nublada del miércoles 25 de agosto, en el municipio de San Diego los propietarios de los concurridos puestos de comida y abastos abrieron desde las 5:00 a.m., como es costumbre, para ofertar la popular comida sandiegana. Pero esta vez es diferente, pues hay un sinsabor general debido a que en los últimos días por las redes sociales han circulado rumores de infidelidades amorosas que involucran a funcionarios de la Alcaldía de este territorio.
Es como si el ambiente del municipio estuviera cubierto de una niebla de desconfianza y susurros en torno a una serie de calumnias despectivas que han arrebatado la paz de una población musical y apegada a la cultura. Ahora, los rumores de triángulos amorosos, comportamientos indebidos y preferencias sexuales se han colado en las conversaciones de cada tienda, farmacia y, por supuesto, como producto fresco, se venden y comparten en el mercado principal.
Fue tal el morbo de estos escritos anónimos que de las musicales calles de San Diego viajaron sin demora al resto del departamento del Cesar, y luego se popularizaron a nivel nacional, poniendo a los sandieganos en el escrutinio público.
Según Roberto Rojas, residente del barrio Arabia, los rumores son producto de la degeneración de un grupo de personas “que no tienen oficio y buscan dañar la integridad de la comunidad”. Con algo de tristeza en la voz y la mirada reflexiva enfocada en la Plaza Central de San Diego, el adulto mayor manifestó que la situación que atraviesa el municipio es la más vergonzosa que ha presenciado en sus 50 años de vida: “Pasamos de ser un pueblo cultural que siempre se ha caracterizado por la solidaridad a uno lleno de bochinches”.
“No es justo que las personas honestas y trabajadoras del pueblo sufran por esos chismes que solo buscan perjudicar la imagen del municipio. Estamos en boca de todo el departamento por escritos lascivos, mentiras y dramas pasionales que no tienen fundamento. ¡Qué tristeza que el buen nombre de San Diego se vea empañado de esta manera!”, comentó Rojas, sin ocultar su rabia.
Han sido tan graves las acusaciones contra algunos funcionarios de la administración municipal que el alcalde de esta localidad, Carlos Calderón, ofreció una recompensa de $2.000.000 a quien suministre información sobre los responsables de estos pasquines que por medio de cadenas de WhatsApp han despertado desconfianza en matrimonios y difamado la imagen de varios pobladores de este municipio.
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UNA DECISIÓN QUE DIVIDIÓ EL PUEBLO
En los tradicionales barrios Múnich, Chipana, La Victoria, Pedro Agustín, 21 de Enero, entre otros, es palpable el rechazo de la comunidad ante la recompensa que ofreció el alcalde por el paradero de las mentes detrás de la difusión de los rumores. Los residentes señalaron con molestia que dicho ofrecimiento “solo ha aumentado la popularidad de esas calumnias y anima a que otras personas las reproduzcan para ganar dinero”.
Milena Varga, vendedora ambulante de fritos y lideresa popular de este municipio, aseveró que la Alcaldía debió manejar la situación de manera interna y no divulgarla a la luz pública por medio de una recompensa “que nos convirtió en los bufones del país: increíble que se llegue al extremo de ofrecer dinero para detener a unos chismosos”.
Esta madre de familia comentó en voz baja que, incluso, muchos piensan que la actitud determinante que ha tomado la administración municipal sobre el tema es porque “hay algo de verdad en esos rumores”. “Nunca antes se había visto señalamientos sobre líos amorosos que incluyeran hasta los despachos del propio alcalde”.
Por otro lado, Yuli Barrios, habitante del municipio, comentó que en el pueblo algunas personas están “pendientes de la vida del vecino y en mayor medida de la intimidad de los servidores públicos”. Esta joven profesora, sentada en un escalón del Centro Cultural de San Diego, relató que en más de una ocasión sandieganos se vieron obligados a irse del municipio porque se viralizaron chismes y rumores en su contra.
“Yo fui víctima de unos rumores y por un tiempo me tuve que ir del pueblo porque los señalamientos y las burlas que recibí me estaban perjudicando en el trabajo y me estaban afectando psicológicamente. No sé si esos rumores son ciertos o no, pero la gente en San Diego habla y le gusta inventar”, comentó Barrios.
DE FOTOCOPIAS A MENSAJES DE TEXTO
Los pasquines son escritos anónimos que contienen expresiones satíricas contra las autoridades de un lugar en específico o en contra de un grupo de personas en particular. En San Diego han sido muy populares desde los años 2000, según Alejandro Díaz, transportador de este municipio.
Díaz comentó que entre el 2000 y 2005 dichos escritos eran difundidos por medio de fotocopias que en las mañanas aparecían en las entradas de las casas. “Escribían en una hoja un chisme de una persona en particular y luego le sacaban fotocopias para distribuirlas por el pueblo. Si no alcanzaban, la persona que tenía el texto se lo comentaba a otra y así se esparcía el rumor. En las horas de la noche iban casa por casa y metían las hojas por debajo de las puertas”, explicó Díaz.
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La pasividad de este ciudadano en torno al tema de los pasquines no fue compartida por José Guzmán, un vendedor de lotería que calificó de manera vulgar y despectiva a los responsables de dichas calumnias debido a que han provocado que el municipio sea visto como un territorio “de personas bochincheras que buscan destruir hogares y familias”.
Sentado en una silla, en compañía de unos amigos que jugaban al bingo, manifestó de manera tajante que los rumores no son reales y que los pasquines que anteriormente se presentaban en ese territorio solo se hacían para la temporada de carnavales y era entre los miembros de esa festividad.
¿EL PUEBLO DE LOS CHISMOSOS?
Algunos pobladores se rehusaron a dar declaraciones sobre los rumores y guardaron un sepultural silencio cuando se les preguntó si conocían a las personas que estaban inmersas en los chismes. Otros tuvieron un particular recelo cuando se les indagaba sobre de qué se trataban los pasquines divulgados.
Tomás Solano, vendedor de queso, manifestó con molestia que ha llegado a sitios públicos en Valledupar, Agustín Codazzi y La Paz, y cuando las personas escuchan que es oriundo de San Diego lo señalan como chismoso; ofensa que ha provocado que no cierre negocios con compradores porque se siente difamado.
“Las personas de otros municipios lo tachan a uno de chismoso y que en nuestro pueblo reina la mala lengua y las calumnias. Eso no es cierto porque nosotros no somos bochincheros. Unos mal intencionados están acabando con nuestra fama solo para hacerle daño a tres o cuatro personas”, comentó Solano.
Agregó que el conflicto que tienen los responsables de los pasquines con algunos funcionarios de la administración municipal está corrompiendo el buen nombre del municipio y transmite un mal ejemplo a los jóvenes debido a que están observando que las calumnias pueden ser un arma para “destruir la dignidad de las personas e incluso desestabilizar a un pueblo”.
Por: Namieh Baute Barrios / EL PILÓN