Para los muchachos que hoy tienen 21 años tal vez no hayan escuchado que por allá en 1992 año en el que estaban naciendo, el país tuvo una de las mayores crisis de energía jamás vista, a tal punto que se vivieron largos periodos de racionamiento que llegaban a tener suspensiones del servicio en algunas regiones del país hasta de 18 horas diarias y que incluso el gobierno de ese entonces (Cesar Gaviria Trujillo) modificó el horario adelantando el reloj una hora, todo lo anterior por causa de un fenómeno natural llamado “El niño” y por supuesto porque nuestra matriz energética dependía en un alto porcentaje de la energía hidráulica.
Dos décadas después el fantasma de un apagón se cierne como la espada de Damocles sobre el país precisamente por los mismos motivos de hace veinte años, pero esta vez tiene unos componentes que lo hacen mucho peor y es el hecho que el actual gobierno en este tema sigue pensando con el deseo sobre su cacareada y poco clara “transición energética” y la poca mención o intención de avanzar en mega proyectos de generación de energía.
La realidad del país en términos de generación sigue estando en los mismos niveles del siglo pasado puesto que según informe de la firma Corficolombiana durante el 2022 se generaron 76.905 GWh de los cuales la energía hidráulica y la térmica tuvieron un 83,66% y un 14,60% de participación respectivamente, lo que implica que una vez más estaríamos en manos de la naturaleza rogando y encendiendo velas para que llueva y los embalses suban de nivel.
Pero hay un componente que hace más preocupante una eventual crisis de generación de energía , y tiene que ver con la actual crisis energética mundial a raíz de la prolongación del conflicto Rusia – Ucrania que tiene los costos del kWh a niveles inalcanzables, y como colofón, la llegada del anunciado fenómeno del niño coincide convenientemente con la probable entrada en recesión de la economía norteamericana y esto en lo geoeconómico significa que la demanda de carbón del gigante asiático (China) se podría disparar puesto que sus generadoras siguen dependiendo del carbón para mover su economía ¿Qué pasará entonces con el sector en Colombia?
El gobierno en cabeza del presidente de la república salió al paso a decir que las probabilidades de un apagón eran mínimas, pero no sustentó en que basaba dicha afirmación; sin embargo y según sus propias palabras las probabilidades de la llegada del fenómeno del niño son de un 90% y si aún seguimos dependiendo en un 83,6% de la energía hidráulica, la verdad es que las palabras del mandatario no generan mucha tranquilidad; lo que si no dijo en esta ocasión es tal vez que su tranquilidad está ligada a su idea de comprar gas a Venezuela y volvernos dependientes del vecino en términos energéticos. Pareciese que las casualidades y el mismo destino le están poniendo una paradójica situación al gobierno, puesto que por un lado lo obliga a volver realidad su idea de transitar hacia las energías eólica y solar (Actualmente representan el 0,7% de la generación) o devolverle las condiciones al sector carbonero para que aprovechen la posible bonanza de precios que se avecina con la demanda de carbón de China como ya lo mencioné.
Y si de casualidades hablamos, en 1992 se destapó uno de los casos de corrupción más grandes hasta ese entonces, el proyecto Guavio, en cuya construcción se dilapidaron recursos por sobrecostos y por extensión de tiempos por parte de las firmas constructoras, 20 años después (2022) el mega proyecto de generación de energía más grande del país en términos de infraestructura (Hidroituango) atraviesa por los mismos problemas, sobrecostos, errores de diseño, mala planeación y en términos generales hoy solo se encuentra en prueba una sola turbina, una vez más la bendita corrupción nos frena y nos mantiene en el subdesarrollo.
Un apagón sería lo peor que nos puede pasar, si hoy tenemos cortes de energía uno que otro domingo lo cual genera traumatismos, pérdidas millonarias e improductividad en muchos sectores, ahora imagine racionamientos de energía programados diariamente y por largos periodos particularmente si esto ocurre para los meses de sequía y por ende con altas temperaturas; así las cosas, no solo tendremos un servicio itinerante, sino que además costoso. Ojalá esto no ocurra.