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¿En qué quedó el plan de irrigación del Cesar?

El Plan de Irrigación se constituyó en un proceso que comenzó a erigirse hace ocho años con el Programa de Tierras y Desarrollo Rural de la USAID que contribuyó a su elaboración y promulgación con los estudios realizados por Prodesarrollo y el invaluable aporte de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria, UPRA. Con él la Gobernación tramitó Ordenanza en la Asamblea Departamental para la reglamentación del Plan y definir unas decisiones administrativas, técnicas y financieras con un horizonte a 2038, y acciones a corto, mediano y largo plazo, para que fuera una guía importante para el sector agropecuario y los gobiernos siguientes. Ahora que se habla de la suspensión de aportes al desarrollo de la ayuda de los Estados Unidos, valga la pena recordar cómo USAID ha ayudado a nuestras regiones: concedió $2.000 millones en 2017 para que se elaborara el Plan de Irrigación, un paso trascendental para el campo cesarense. ¿Pero en qué ha quedado?

Con este Plan, que se presentó como pionero en Colombia, el Departamento contaría, según se anunció, con una herramienta para que los productores agropecuarios definieran, con precisión, qué sembrar y dónde sembrar, teniendo en cuenta factores como el agua, el suelo, la altitud y el clima, que iban a ser consultados públicamente al acceder a la herramienta del Sistema de Información para la Producción Rural Agropecuaria-SIPRA, la cual fue presentada por en su oportunidad por la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria, UPRA, para acceder desde los equipos móviles de los interesados.

Es de anotar que dentro de las tareas iniciales demostrativas de la ejecución del Plan de Irrigación se incluyó la construcción de una decena de pozos profundos en igual número de municipios del Departamento, para el servicio de asociaciones de productores agropecuarios, y surgió la tarea de hallar financiación para construirlos, para la adecuación de las tierras y el uso de la energía solar para abaratar los costos del funcionamiento de los pozos.

También, en los inicios, se anunció que se avanzaría en la rehabilitación de los 13 minidistritos de riego del Cesar, cuyo funcionamiento debía estar relacionado con la asociación de productores y un plan de producción y comercialización, pues sin mercado cualquier proposición se tornaría inútil. Las expectativas fueron grandes.

EL PILÓN inició tiempo después una investigación sobre la ejecución del plan y la ausencia de proyectos debidamente diseñados.

Descubrimos que fuera de los diseños de propietarios privados en sus predios para agricultura, como palma principalmente, y algunos pocos para ganadería, no había avanzado nada el sector público. En la región solo estaban con un grado de diseño a nivel de prefactibilidad y en proceso de actualización los distritos de riego San Juan y Ranchería derivados de la represa El Cercado en el río Ranchería y el distrito de Valledupar del embalse de Los Besotes. Ambos, grandes proyectos, carecían de voluntad política de los gobiernos nacionales para hacerlos realidad.

Posteriormente, entrevistamos en febrero de 2023 al exsecretario de Agricultura departamental, Carlos Eduardo Campo, le preguntamos: “Si el Gobierno nacional dijera: ‘Hay tantos miles de millones de pesos’, ¿dónde están los proyectos concretos y diseñados para aprovecharlos?”. Y nos respondió: “El Plan de Irrigación explora la potencialidad hídrica del departamento; ahora, póngalo en negrilla lo que digo para que resalte: los mandatarios locales tienen una herramienta de dimensión en El Plan, pero si quieren hacer cosas de mayor impacto deben transformarlo en proyectos concretos en etapa de diseño a nivel de factibilidad. No quedarnos en palabras o deseos”.

El actual secretario, José Francisco Sequeda, que, en junio pasado estuvo en el estado de Ceará en Brasil, dijo que había que irrigar al Cesar. ¿Dónde están los proyectos diseñados?

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