Por Luis Elquis Díaz
El escandalo creado por la señora María Luisa Piraquive, produjo rechazo generalizado por la ciudadanía colombiana. La flagrante discriminación de la madre de la Senadora Sandra Moreno Piraquive, nos conduce a la lectura del libro del Apóstol San Mateo; capitulo 24, versículo 5: Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: “Yo soy el Cristo y engañaran a muchos”.
Dios, Jesucristo y Jehová, son nombres que cautivan, pese al paso del tiempo no pierden vigencia, inspiran credibilidad, encuentran sintonía en la gente e incluso espacios en instituciones del Estado. En nombre de Dios la familia Piraquive encontró espacios en la actividad política, en el Congreso de la Republica,se han constituido en vanguardistas y defensores de la ética y la moral, sin embargo, paralelamente han venido amasado una fortuna que hoy es motivo de investigación por parte de la fiscalía.
Dios, Jesucristo y Jehová, son tres nombres que cualquier especialista en publicidad quisiera patentar en sus invenciones en cada una de sus campañas; los Piraquive, con el grupo MIRA en la actividad política, ha sabido conjugar lo religioso con los procesos electorales obteniendo resultados exitosos.
Nuestra sociedad ha visto de cercalas dificultades y el sufrimiento, sobrellevarlo ha sido una constante desde pretéritos momentos de la campaña emancipadora, sin embargo, la presencia de Dios en nuestras vidas constituye un nutriente que nos deleita el alma, no obstante a las adversidades;no en vano el nombre de Dios hace parte del preámbulo de nuestra Constitución Política.
Invocar el nombre de Dios es una necesidad perenne que los seres humanos concebimos, amparados en la definición de la fe según el libro de los hebreos, capitulo 11, versículo 1: “Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.
El acto discriminatorio manifestado por la pastora María Luisa Piraquive, es deshonroso y se aparta de los preceptos de la ley de Dios ysuscitadebates de carácter religioso y político. La Política y la Religión, son como el agua y el aceite, pero en nuestra cotidianidad actúan en consonancia, por eso, no es raro encontrar en el actual proceso electoral a candidatos despidiéndose de sus potenciales electores con un “Dios te bendiga”.
Es positivo que hombres y mujeres de Dios participen en los procesos democráticos,conformen las instituciones del Estado, no exclusivamente los pastores o dueños de las iglesias; porque todos somos hijos de Dios, tenemos la encomienda de predicar el evangelio por todo el mundo a toda criaturay porque nos asiste el compromiso y responsabilidad como ciudadanos, en virtud con lo establecido en nuestro ordenamiento constitucional que procura la protección del Estado indistintamente de la condición económica, física o mental.
@LuchoDiaz12