“Con su apoyo, recuperaremos la fuerza, el dominio, la prosperidad y el orgullo de nuestra nación”, dijo Trump dos semanas antes de la jornada electoral. “Esta será la nueva era dorada de Estados Unidos”. Ahora que Trump ha ganado un segundo mandato como presidente, ¿qué puede esperar el mundo de su administración entrante?
La respuesta a esa pregunta depende en gran medida de a quién se le pregunte. Los partidarios de Trump creen que “hará que Estados Unidos vuelva a ser grande”, tanto en el país como en el extranjero. Sus detractores han advertido que Trump socavará la democracia en Estados Unidos. En Colombia, el análisis es tergiversado, los pensadores ideologizados creen que a partir de enero lloverán misiles norteamericanos en Rusia, Medio Oriente y Corea del Norte.
Trump ha dicho que podría poner fin a la guerra de Rusia en Ucrania “en 24 horas”. Con Israel involucrado en una guerra en dos frentes en Medio Oriente contra grupos armados respaldados por Irán, Trump ha pedido a Israel que “termine el trabajo”. El contexto geopolítico presenta signos complejos, resolver los conflictos actuales no es asunto sencillo, no se trata de una competencia de arsenales militares, es diferente. El mundo con la elección de Donald Trump dará un giro hacia la configuración de acuerdos, aunque en algunos casos deje insatisfechas a las partes.
La política exterior de Donald Trump, probablemente, tendrá un tratamiento secundario, porque las promesas de campaña estuvieron orientadas en solucionar las molestias domésticas de la gente en Estados Unidos. “Make America Great Again” es el objetivo. Al votar a Donald Trump para que volviera a la Casa Blanca, el electorado parece haber llegado a la conclusión de que sus antecedentes como delincuente convicto, su imprevisibilidad y su reputación de desdeñar las normas de la democracia les importan menos que sus claras prescripciones de “Estados Unidos primero” sobre la economía, la seguridad nacional y el mundo.
A Trump le gusta hablar con dureza, pero su segundo mandato tendrá un sello en la conciliación, es decir, una función pacificadora, en aras de presionar por algún tipo de acuerdo entre Moscú y Kiev, aunque esto pudiera significar grandes concesiones por parte de Ucrania. En Oriente Medio, Trump dijo que traerá la paz, pero no ha definido lo que eso significa, ni si implica desplegar el poder estadounidense junto a Israel contra Irán. ¿Será que lo intentará mediante los Acuerdos de Abraham?
Con China, Trump inició una guerra comercial durante su primer mandato. ¿Qué hará en su segundo mandato? Por ahora este factor es impredecible. Sin embargo, si China promueve invadir Taiwán, usar la fuerza militar estadounidense, sería una decisión que superaría la imposición de aranceles y daría un vuelco a la función pacificadora.
Los aliados de Estados Unidos se enfrentan a días difíciles. Desde hace tiempo está claro que los estadounidenses se están cansando de su papel de policía del mundo después de 1945. Gozan de tranquilidad, Estados unidos no tiene símil en materia de armamentística.
En sus cuatro años como presidente, Trump presionó para que los miembros de la OTAN cumplieran con los niveles requeridos de gasto en defensa, metas que la mayoría ha cumplido. Asimismo, desdeñó los organismos y los tratados multilaterales. Semejante planteamiento amenaza con tener consecuencias nefastas para la transición a la energía verde y los esfuerzos por combatir el calentamiento global.
Estados Unidos puede ser un líder mundial imperfecto, pero siempre ha habido certezas sobre su liderazgo, independientemente del partido que ocupe la Casa Blanca. La pandemia covid-19 eclipsó el primer gobierno de Donald Trump, en su segundo mandato tendrá que hacer frente a dos guerras, coaliciones globales, economía, energía y democracia. America Latina y Colombia, están en la lista secundaria de las prioridades.
Por Luis Elquis Díaz.