“No estamos en guerra, estamos trabajando”. Esta icónica frase del reconocido periodista Martin Baron, exdirector del diario Washington Post, refleja cómo el periodista, una persona común direccionada por un espíritu determinante, enfrenta los momentos críticos de las sociedades con el único propósito de seguir construyendo. Un reflejo es la pandemia del covid-19: el periodismo, profesión ya minada de riesgos, no se ha detenido ni un día porque por encima del miedo ha estado el propósito de informar.
Pero en el camino, la muerte se les cruzó a varios colegas de la región. Por nombrar algunos, Wilfrido Lozada Fernández, Víctor Cobo Solano, José Luis Parada, y este martes se despidió una de las voces del folclor, Willian Rosado. El locutor noble y amigo de todos fue sepultado en el corregimiento de Valencia de Jesús con las canciones ‘Charanga campesina’ y ‘Los sabanales’, del juglar vallenato Calixto Ochoa. Como lo merecía, el féretro fue recibido con una calle de honor y banderas de Colombia por parte de sus paisanos que salieron a las calles a darle el último adiós
Todos los que dijeron adiós, llenos de experiencia, profesionales y maestros de esta carrera, dejan memorias superiores a cualquier enfermedad y al paso del tiempo. Sus voces, sus plumas, sus crónicas, sus reportajes, contaron la historia del Cesar, de la región y del país durante décadas. A ellos nuestros honores y reconocimientos.
En vida gozaron de homenajes, de felicitaciones, todas merecidas. Ahora, en honor a quienes dijeron adiós, el gremio debe trabajar, de forma unida, por transformar aspectos débiles de la profesión. Desde hace varios años se habla de la necesidad de proteger y mejorar las condiciones de trabajo de los periodistas. Esta pandemia ha confirmado nuestra fragilidad, no solo con las muertes, también por aquellos colegas que han perdido sus empleos y principal fuente de ingresos. Que esta apasionante profesión no sea sinónimo de necesidad, sino que al periodista se le dé el valor necesario, no solo el económico, sino el social, como constructor de civismo y democracia.
Muchos colegas, a pesar de los años y los riesgos, siguen trabajando y buscando la noticia. El primero en reconocer nuestro papel central debe ser el Gobierno nacional, priorizando a los periodistas con antecedentes y comorbilidades en el Plan Nacional de Vacunación contra el covid-19. Todos los periodistas en oficio pertenecen a la primera línea de la lucha contra la desinformación que se ha proliferado a la par de la pandemia. En muchos lugares, los medios han sido los portavoces por excelencia para compartir las medidas para prevenir el virus, para recalcar el autocuidado, para que los colombianos tomen conciencia. En esta lucha es fundamental proteger a los periodistas. Los periodistas, comunicadores, camarógrafos y fotógrafos suelen trabajar en el parque, la calle, en el concurrido lugar donde buscan encontrar la mejor fuente; es el alma de reportero que hay en ellos, en la insaciable historia, para escribirla o transmitirla.