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En Guatapurí, corregimiento de Valledupar, siguen a la espera del gas natural

Guatapurí es una de las comunidades que conforma el resguardo del pueblo kankuamo. FOTO: JULIO SOLANILLA.

Los habitantes de Guatapurí, uno de los corregimientos del norte de Valledupar, tienen múltiples necesidades básicas insatisfechas en pleno siglo XXI, entre ellas el acceso a servicios públicos domiciliarios, garantías de educación básica y superior y oportunidades de empleabilidad.

Es la situación que describen los mismos vallenatos de esta zona rural, ubicada a pocos minutos de Atánquez, territorios que hacen parte del resguardo indígena kankuamo de la Sierra Nevada de Santa Marta.

EL GAS LLEGA HASTA ATÁNQUEZ

“El gas natural aquí es grave, no tenemos. Tenemos es gas propano, la pipeta cuesta un ojo de la cara como está la situación, son $100.000 pesos que vale y dura simplemente 15 días, dándole un uso no tan frecuente”, expresó Elver Torres, residente en el centro del pueblo.

“Lo que queremos es que llegue el gas natural de Atánquez hasta acá, que hagan el proyecto”, agregó el hombre.

Alrededor de 246.859 cesarenses están conectadas a redes de gas domiciliario, según la Asociación Colombiana de Gas Natural, Naturgas. / EL PILÓN

AÚN EN TIEMPOS DE LEÑA

Estefanía Torres, así como su familia y vecinos, cocina todos sus alimentos con leña, ante la falta del energético. Pero ese no es el único problema que tiene la comunidad.

“No tenemos luz, y la necesitamos para el estudio de los niños, de noche usamos velas. Tampoco tenemos agua, eso es lo que estamos pidiendo”, afirmó la artesana mientras tejía una mochila con la cual se gana el sustento para ella y sus hijos.

Los moradores toman el agua directamente del río Guatapurí que es preservado por los indígenas. Uno de los atractivos turísticos es el ‘pozo azul’, donde locales y foráneos llegan a disfrutar del frío y claro caudal.

LOS MISMOS HABITANTES CONSTRUYEN UNA VÍA

Sin embargo, el estado de la vía dificulta el acceso al balneario y a las fincas productoras de la zona, tal como lo observó EL PILÓN y lo reafirmó la joven Yulieth Villazón, habitante de La Rivería, barrio donde decidieron invertir recursos propios para construir la placa huella que conecte al centro con la parte alta del corregimiento.

Vía que conduce a Pozo Azul es construida por un grupo de familias del corregimiento. CORTESÍA.

Hasta ahora han sido ejecutados 90 metros, Villazón estima que la inversión que han hecho las 72 familias oscila entre entre los $8 y $10 millones. No obstante, la obra está detenida porque les hacen falta cemento, varilla y gravilla, materiales que compran en el casco urbano de Valledupar.

“Hemos solicitado ayuda, siempre nos dicen que metamos el proyecto, lo hemos metido, pero nunca salimos beneficiados, entonces al ver que eso no sucede hemos trabajado nosotros por nuestra vía. De las fincas necesitan sacar productos y para allá también están nuestros hermanos koguis y también se beneficiarán”, anotó la joven.

UNA LISTA LARGA DE NECESIDADES

Por otra parte, algunos jóvenes que dialogaron con esta casa editorial aseguraron que el desempleo es uno de los principales problemas, ya sea porque no han estudiado o porque no encuentran puestos de trabajo que les permitan conservar sus vidas en el campo.

A esto se suma que el puesto de salud lo comparte con los moradores de Chemesquemena, lo que según ellos genera que tengan que esperar más por una cita médica.

Categories: Comunidad
Andrea Guerra Peña: