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En cuestión de niños, problemas mayores

Fortuito o no, el incidente del pasado miércoles con 33 niños en el Centro de Desarrollo Infantil, CDI, Las Azucenas, ubicado en el barrio Villa Miriam de Valledupar, no tendría porqué haberse presentado y no se puede repetir.

Sobre el incidente, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF, no se ha pronunciado, siendo la principal responsable como contratante de los operadores de alimentación y del CDI que atiende diariamente a alrededor de 100 niños de 0 a 6 años.

Esperamos que una vez sean públicos los resultados de las muestras tomadas del vomito de los infantes, a cargo del Laboratorio de Salud Pública del Cesar, haya claridad y la entidad haga los correctivos pertinentes.

No concebimos que con todos los escándalos registrados desde hace tres años por la mala distribución de alimentos, desfinanciación de otras estrategias del Gobierno como el Programa de Alimentación Escolar, PAE, no sea óptimo el servicio para los más pequeños.

Los errores del pasado deberían haber sido lo suficientemente aleccionadores para que los niños reciban lo mejor en sus suplementos alimenticios. Sin embargo, parece que falta mucho por corregir en este asunto tan delicado.

Con los asuntos de los niños no se puede dudar a la hora tomar medidas de prevención y hacer correctivos. No estamos condenando a nadie por el caso en Villa Miriam, estamos invitando a que haya más rigor en los procesos, teniendo en cuenta que este incidente requiere una minuciosa investigación porque de 90 menores que ingirieron alimentos, solo un poco más de la tercera parte resultó afectada. ¿Dónde estuvo la falla? Solo los resultados de laboratorio y el trabajo de campo darán la respuesta.

De igual forma destacamos que los CDI son un gran apoyo para las familias de escasos recursos, porque les permitan a las madres dejar a sus hijos bajo el cuidado de un equipo de profesionales que atienden y promueven un desarrollo integral de los infantes a través de la educación inicial, mientras que ellas pueden trabajar y ejercer otras actividades durante ocho horas: de 7 de la mañana a 3 de la tarde.

Sin embargo, el ICBF y a las autoridades de salud deben intensificar los controles a los alimentos que se les suministran a los niños; asimismo debe ocurrir con los operadores del PAE, que por fortuna no han vuelto a tener incidentes de este tipo.

Aunque la comparación puede parecer desproporcionada, exhortamos a las autoridades a que hagan una vigilancia más estricta en los alimentos distribuidos en los CDI e instituciones educativas, vigilancia como la que faltó en el caso de los medicamentos falsificados en la Clínica Laura Daniela de Valledupar, luego relacionados con la muerte de 16 neonatos. A propósito de ese caso, es poco lo que se ha avanzado para hacer justicia.

En conclusión, los temas de niños deben tener los mayores compromisos por parte de los adultos que hacen parte de su núcleo familiar y de las instituciones públicas o privadas; debemos procurar el sano desarrollo de los hombres y mujeres del futuro.

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