El panorama de las urbanizaciones Nando Marín y El Edén, incluyendo la invasión de esta última, nos muestra, nuevamente, que en ese sector de la ciudad es imperante intervenir con recursos y voluntad política para solucionar el problema.
La lluvia durante horas la noche del jueves volvió a inundar esos asentamientos habitados por comunidades vulnerables que alguna vez fueron beneficiados con viviendas gratuitas pero esta vez el agotamiento no les quitó la fuerza para bloquear por horas la salida de Valledupar hacia Bosconia, una de las vías nacionales de mayor importancia para la capital del Cesar.
La acequia Las Mercedes colapsó pero no solo se metió a las casas de cartón de El Edén, también afectó las plantas bajas de Nando Marín, viviendas a las que se les conoce como torres, y como estos otros lugares del Cesar padecieron; el Ideam anuncia que octubre viene cargado de agua y ya hay medición en milímetros sobre el nivel de las precipitaciones en este sector del país, y la cosa genera alertas.
Lamentamos profundamente la muerte de los indígenas yukpas por avalancha en los ríos Maracas y Roncón, un penoso desenlace de la noche lluviosa de este jueves, entre ellos un líder mayor de la etnia.
Así que desde esta orilla queremos enviar un mensaje de urgencia al Gobierno. Valledupar y otros municipios del Cesar necesitan intervención urgente pues los fenómenos del desplazamiento y ahora el de la migración ponen en riesgo a miles de personas por cuenta de las fuertes lluvias. La fuerza de las aguas llegó hasta el punto de inundar una estructura recién reformada y con características arquitectónicas como el aeropuerto Alfonso López, cosa que merece su análisis aparte. ¿Qué pasó ahí? ¿La lluvia del jueves rebasó tales capacidades?
Y ni qué decir de los árboles. EL PILÓN es un defensor de la riqueza verde de Valledupar y por eso existe una Mesa del Árbol para vigilar y proponer en beneficio de las especies, por esta razón ya hemos escrito y advertido en múltiples ocasiones sobre el peligro de los viejos cañaguates, mangos, cauchos, entre otros, y aunque sabemos que se ejecuta un contrato de más de $1.000 millones para prevenir tragedias, el vendaval del jueves nos muestra el nivel de celeridad con el que debemos actuar.
La conflictiva relación entre ramas y redes de energía sigue pasando factura. Ocho circuitos de energía que abastecen a La Jagua, Manaure, San Diego, Valledupar, entre otros fueron afectados, lo que se suma a las veces que el servicio falla por sobrecargas, conexiones ilegales, errores propios de la empresa, y el perjudicado es el usuario, que con frecuencia toma las vía de hecho para protestar como sucedió ayer en la capital del Cesar y entendemos que en Bosconia.
No se desconocen los esfuerzos del sector público y el privado por prevenir, concientizar, apoyar y hasta indemnizar, pero la celeridad no sobra cuando solucionar la problemática que afecta gravemente a la población se trata.