Es sintomático de nuestro insatisfactorio desarrollo económico y social el rezago frente al nivel de desarrollo, tecnológico y de innovación de los países más desarrollados, cuyo motor es la industria, entre ellos la aeroespacial, la militar (lamentablemente), las comunicaciones y la inteligencia artificial -que un abrebocas a mano fue el teléfono celular inteligente-, con aplicación en todas las áreas del conocimiento humano desde la salud, los transportes, el universo mismo o de las cosas más prácticas en el diario vivir. Cuando asistimos sobresaltados a la conquista de la luna se abrió un campo inmenso cuyo último desarrollo es el telescopio James Webb, una fantasía que supera la ciencia ficción.
El mundo también se asombró cuando en una impresionante de países y de una alianza pública privada se logró en poco tiempo hallar las vacunas contra el coronavirus, el mayor desafío de salud global de nuestra época. Así descubrimos que ya no sabíamos producir vacunas -como alguna vez lo hicimos en Colombia- y más lejos estábamos de descubrir las fórmulas para su fabricación .
Una herramienta clave es el nivel de inversión en Ciencia y Tecnología respecto a la producción nacional y la participación en el país es tan baja que no queremos entrar en los tristes datos. Ni los esfuerzos de un destinar un rubro de regalías a ello ha movido la aguja, los de las universidades, con sus equipos y grupos de investigación son escasos y concentrados en Bogotá y Antioquia; aunque algunas grandes y centenarias empresas han destinado recursos cada vez más crecientes a ese concepto, sin el cual, entre otras no podrían mantenerse líderes en el mercado. Las llamadas misiones Mazzucato, de la flamante economista que asesora al gobierno nacional, que establecería metas y dineros públicos para la investigación y el desarrollo, no han tomado tracción aún.
Paralelamente viene emergiendo un movimiento cuyo propósito es el fortalecimiento del ecosistema de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTeI) inicialmente a través de su máxima instancia de gobernanza en los departamentos: los consejos llamados CODECTI, que articulados en más de 400 actores vienen constituyendo una verdadera red.
Con ese fin se han establecido encuentros de trabajo entre la secretaría técnica de la Red de actores de CTeI liderada por los departamentos del Valle del Cauca y el Cesar, representantes de todo el país, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (Minciencias), representantes del Departamento Nacional de Planeación, el Consejo Privado de Competitividad y la Presidencia de la Republica. de los ecosistemas Nacionales y territoriales en Competitividad, Ciencia, Tecnología e Innovación – CTeI.
La Red continuó en su labor durante el 2023, trabajó en talleres de priorización de iniciativas regionales y en encuentros como el último en Uniandes, en el que el Minciencia – reciente institución que muestra poca visibilidad y estabilidad de los ministros y funcionarios- prometió un decreto para asegurar una nueva y mejor gobernanza al ecosistema nacional y regional de actores y gestores. La visión es clara: crear, junto al gobierno e instituciones, un ecosistema de competitividad, ciencia, tecnología e innovación que se enfoque en resolver las problemáticas regionales y contribuir a cerrar las brechas sociales y la disparidad regional, que afecta territorios como el Cesar.