“Mire periodista lo único que le voy a decir es que fui al médico y allí me dijeron que tenía humo en los pulmones….el punto es que en mi vida he fumado”.
La frase es de una vendedora de jugos ubicada a un lado de la avenida del corregimiento de Mandinguilla. La mujer, de unos 65 años, prefiere no dar su nombre pero aclara que vivir ahí es como estar directamente en el infierno.
“Mire, cada vez que me voy a acostar y sacudo el colchón, sale arena de todas partes; para sentarme en la puerta de mi casa debo hacerlo con una manta en la cabeza; por esta razón aquí ya no creemos ni en políticos ni en nadie”, aseguró.
Mientras la mujer prosiguió con su relato, se puede apreciar a una motociclista con destino hacia Chimichagua, transitando las polvorientas calles cubierta de los pies a la cabeza, al más puro estilo de Medio Oriente.
De acuerdo con Margelis Caro, líder de la zona, la razón obedece a que las administraciones locales y departamentales no se han interesado en resolver esta situación.
“Es un hecho complicado, difícil el que estamos viviendo. Hace pocos días sufrí un accidente en la carretera por el mal estado y aún estoy con heridas”, explicó.
Agregó que esta situación obedece a la falta de voluntad política, debido a que ha pasado una década desde la última vez que la vía fue reparada y hasta el momento la arteria no ha ‘olido’ una gota más de cemento.
“Han pasado tres administraciones y hasta el momento no tenemos nada. Esto que vivimos es lamentable, triste, porque pese a ser un municipio importante estamos olvidados”, sostuvo Caro.
La problemática radica en que toda la carretera del corregimiento de Mandinguilla está destapada y la arteria que une al casco urbano de Chimichagua presenta un estado deplorable.
“Queremos que nos ayuden porque somos un municipio muy agrícola y la gente no tiene en qué sacar los productos. Aquí a mi casa vienen los campesinos y no sé qué decirles”, enfatizó.
Rafael Palomino, también líder de la zona, aclaró que el problema es que las administraciones no han sabido qué hacer con el dinero.
“La destapada de Mandinguilla tiene ocho kilómetros con 200 metros, y nadie la ha querido pavimentar. Y ahora mucho menos debido a que la curva del casco urbano también está dañada”, manifestó.
Palomino argumentó que “estamos sumergidos a un abandono del Gobierno Departamental muy grande, queremos una ayuda pero no la hemos podido conseguir”.
Javier Martínez, alcalde de Chimichagua, acudió el pasado domingo a una sesión en el Concejo y aseguró que las obras se piensan desarrollar con el acompañamiento del gobernador del Cesar, Luis Alberto Monsalvo.
El mandatario les pidió a los ediles “trabajar en equipo para que todo el municipio gane y se puedan realizar las obras que clama la comunidad”.
No es la primera vez
No es la primera vez que los habitantes de Chimichagua claman por el mejoramiento de las vías.
En octubre del año pasado se suscitó una polémica por el deteriorado estado que presentaba la vía que une a los corregimientos de Las Vegas-Saloa en el municipio de Chimichagua. La arteria vial recibió una inversión de 12.000 millones de pesos por parte de Colombia Humanitaria y 3.000 millones de pesos de la actual administración departamental, sin embargo parte del pavimento estaba destruido.
Esta arteria, afectada por el fenómeno de La Niña, fue intervenida con la idea de beneficiar a 15.000 habitantes de siete corregimientos y 17 veredas de Chimichagua, no obstante, en menos de dos años de haberse iniciado las obras evidencia una situación delicada.
El gobernador del Cesar, Luis Alberto Monsalvo Gnecco, acudió al lugar y tras inspeccionar las obras aseguró que “es un contrato que aún no se ha liquidado. Al contratista de nombre Juan Pablo González le debemos 1.500 millones de pesos aproximadamente y obvio que le vamos a exigir la estabilidad de la obra, pueden estar tranquilos”.
Banco de maquinaria
Es de anotar de igual manera que para impulsar la productividad en el municipio de Chimichagua, el Gobierno Departamental empezó por allí los trabajos con el banco de maquinaria.
Nueve máquinas amarillas se movilizaron hasta el lugar para: mejorar el transporte de los alimentos que se cultivan en varios corregimientos de la región; permitir el desplazamiento de las personas entre la zona rural y urbana y reactivar el comercio de un importante sector para Chimichagua, el pesquero.
Arnol Murillo Rincón/ EL PILÓN