“En Aracataca está
Ese viejo caserón
Adonde nació el autor
De cien años de soledad
Y hoy tiene publicidad
Por su famosa novela…”
Si, allá está… ese viejo caserón donde nació el autor de “Cien años de soledad”…, comienza así una gran canción vallenata cuyo autor Armando Zabaleta, entre sus múltiples canciones del género, en esta hace una crítica fuerte, pero real, a un escritor que brilló por un manejo literario profundo dentro del razonamiento de las letras bien hilvanadas, con descripciones perfectas acordes con un lenguaje común, más no pudo brillar por algunas virtudes propias de los hombres humildes, sencillos y sufridos, que han sabido manejar, soportar y entender las necesidades de la pobreza que los amparó por muchos años y que una vez en el podio de la fama de los humanos inolvidables, no la han sabido moldear.
Ni así, “él ha sido capaz
De hacer nada por su tierra”.
No… quizás no fue capaz de pensar en su tierra, ni en su entorno, y con unas ideas manejadas a través de un socialismo de ilusos, no bien entendido, en donde todos los que en el interior llevamos este pensamiento de hacer grandes cosas por los más necesitados empezando por casa, luego por el universo de la vida, pero… ni así él ha sido capaz de hacer nada por su tierra. Da a entender que utilizó el socialismo y las ideas de izquierda como las banderas que se decoloran apenas les tocan las brisas del bienestar económico, luego se olvidan por siempre hasta de los que le ayudaron a levantarse de las tantas caídas sufridas. No por falta de humildad como lo demuestra en sus escritos con espíritu humanista.
Porque donde no hay humildad no se puede esperar nada bueno que para evitar el contacto con su medio lo único que se les ocurre es retirarse al exilio cuando se considera humillante y desagradable lo que le rodea, en especial la propia gente, que cuando es pobre degrada, que es la mentalidad del nuevo demócrata neoliberal.
Que gran crítica y comparación profunda cuando Armando, dice:
“El que lo ha sabido hacer
Sin ser un hombre eminente
Ha sido Kid Pambelé
Con San Basilio de Palenque
Que apenas se hizo influyente
Y empezó a ganar dinero
Habló con el presidente
Y le dio luz a su pueblo”
Muy pocos se atreven a asegurar que, si aún hoy estuviera vivo, nuestro insigne hombre de las letras y de la literatura universal, sería la mano derecha de un presidente de izquierda que hace mucho, ese sí, perdió la humildad y la verdadera sensibilidad social que siempre predicó, pero que jamás practicará ya que la obsesión por confrontar supera cualquier noble intención.
Donde no exista la humildad, que es la natural predisposición por lo simple hasta lograrse un estado total de ingenuidad, donde la calma predomina y las emociones no representan ningún papel sino están atadas a la razón y a los sentimientos de afecto, verdaderamente, no hay nada que hacer.
Dios quiera que no haga como hizo nuestro premio Nobel, quien en alguna de sus célebres expresiones decía…
No, no soy rico. Soy un hombre pobre con dinero, que no es lo mismo… Pero “hay que hacerle saber bien que uno la tierra donde nace es la que debe querer”, como lo expresa el compositor.
Algunos han opinado que mostró simpatía hacia el socialismo a lo largo de su vida, influido por sus experiencias y creencias políticas. A través de su escritura, reflejó preocupaciones sociales y críticas al sistema político. Sin embargo, su postura política fue matizada y compleja, evolucionando a lo largo del tiempo y se atrevieron a pensar que llegó a ser un hombre con dinero, pero talvez pobre de corazón. ¿Será que la humildad desaparece cuando es reemplazada por el dinero y la “vida sabrosa”?
Así lo da a entender Armando Zabaleta en su canción, la que con mucha maestría canta Carlos Vives en sus parrandas sentidas, y es aquí donde reflexiono diciendo: “Además de cantar e interpretar bien una canción es de mucha importancia transmitir la emoción de sentimiento, que termina identificándolo a uno tanto con el autor, como con el cantante”.
Por: Fausto Cotes N.