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Empleo sí hay, lo que falta son buenos empleados

Sin el mínimo ánimo de entrar a hacer un análisis macroeconómico sobre el empleo y las variables que influyen en este agente del mercado y la economía, quiero referirme más bien a un aspecto que hasta hace muy poco no se estaba teniendo en cuenta, o al menos no en nuestra ciudad y la región en general, y me refiero específicamente al ser humano que está detrás de cada profesional que sale al mercado laboral, es decir lo que hoy se conoce en el mundo laboral como las competencias blandas; de eso quiero hablar.

Atendiendo una invitación que nos hiciera la Universidad del Área Andina en el lanzamiento de su estrategia Infinited, la cual luego de un estudio de empleabilidad que se hiciera en cinco ciudades principales, mostró las falencias que existen entre la demanda de puestos de trabajo y la oferta de profesionales que hoy brindan los centros de formación técnica, tecnológicas e inclusive de educación superior, y es que la situación no es de poca monta, el estudio arroja que un porcentaje superior al 87% de los empresarios encuestados manifiesta que la oferta laboral no llena las expectativas en las necesidades reales de las empresas y lo que es más significativo, la calidad del profesional presenta falencias muy marcadas en aspectos como actitud, compromiso, trabajo en equipo, comunicación asertiva y más grave aún, valores.

Con este panorama es fácil entender la actual situación de falta de competitividad del departamento y de la ciudad, los bajos indicadores de productividad de las empresas, el creciente deterioro reputacional de la mayoría de las instituciones públicas, la degradación del debate político y por supuesto las falencias en servicio y atención al cliente que sufrimos la mayoría de usuarios y clientes de las empresas de nuestra ciudad y de la región Caribe en general, es una realidad que no podemos obviar o simplemente escudarnos bajo la sombrilla de que como somos de la Costa Caribe, “somos así”; no, podemos avanzar en la dirección correcta y ahí está la primera apuesta.

El estudio que coincide con otros que ya han hecho otras organizaciones como la UNESCO y que mencioné en una columna sobre educación en este mismo espacio, da cuenta de la cantidad de profesionales en las áreas del conocimiento a nivel profesional que compiten para acceder a un cargo con oficina propia, aire acondicionado, poco trabajo y buen sueldo y aunque suena un poco exagerado la cultura de la inmediatez, el mínimo esfuerzo y la negativa influencia del mundo de influencers, ha modelado para mal la conciencia y el concepto de éxito en los jóvenes.

Siguiendo con la realidad que se vive en las empresas y que hace parte de las conclusiones del estudio del observatorio de empleabilidad que contrató la universidad, es muy común ver el alto nivel de rotación del recurso humano especialmente en cargos críticos; es decir, operativos, servicio y ventas; por el lado de los cargos operativos y de producción, la exigencia en el detalle, el seguimiento, acatamiento de instrucciones, procedimientos claros y rutinas que ameritan diligenciamiento de formas, manejo de instrumentos de medición milimétrica, manejo de softwares, aplicativos de procesamiento y análisis de datos, es un tema que aterriza a la realidad al profesional de hoy.  

Para el caso de los cargos donde están de cara al cliente como comercial, servicio y mercadeo, es decir los que interactúan con personas y son la cara de la organización, el reto es aún mayor, puesto que no solo requerirán de los conocimientos técnicos y la experticia necesaria para desempeñarse productivamente sino que la capacidad de establecer relaciones interpersonales, sostener conversaciones fluidas, practicar la empatía, lidiar conflictos con clientes externos e internos, resulta un requisito inexcusable si lo que se busca es mantenerse en el mercado, tanto laboral como personal.

Cobra entonces un protagonismo inigualable la construcción del ser pues se antepuso la competición a la cooperación y se invirtió la ecuación SER – HACER – TENER por lo que urge la intervención de la disciplina del coaching al mundo de la educación y al empresarial para formar no solo técnicos, tecnólogos y profesionales competentes sino seres humanos integrales, esa es la apuesta del presente.

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Eloy Gutiérrez Anaya: