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Empleo, la debilidad del Cesar

Hace pocas semanas, el Viceministro de Empleo, junto con Alcalde de Valledupar y el Gobernador del Cesar, presentó un Plan Departamental de Empleo, que generará al 2015, ojalá así sea, más de 10 mil empleos formales en todo el departamento.

En ese ámbito todo parece normal y prometedor. Estos empleos dependen de la puesta en marcha de grandes proyectos como el puerto seco y un centro frigorífico en el municipio de Bosconia, que entre los dos generarían cerca de siete mil empleos, y más de 3.000 en los proyectos carboníferos existentes. Es una propuesta enfocada desde la política nacional, porque en términos de los planes de desarrollo del Cesar y Valledupar, las metas son menos tangibles.

El comportamiento en el 2012 del empleo –tasa de ocupación- en el Cesar fue del 52.1%, frente a una tasa global nacional del 64.5%, y un porcentaje del 23% de subempleo y un desempleo que alcanzó, según el Dane un 9.2%, mientras que en el nivel nacional era de 10.4%. Finalmente cifras susceptibles de análisis, especialmente porque aumentó la informalidad y la gente que busca por su propia cuenta qué hacer, lo cual quiere decir, que aunque se sienten ocupados laboralmente, estadísticamente no deberían representar un empleo formal y digno.

En el Cesar, menos en su capital, no están definidas políticas públicas de empleo. Según expertos de la Red de Observatorios Regionales del Mercado de Trabajo –ORMET-, en la última década no ha habido programas ni políticas de empleo, mientras que en otros países, una de las variables que determina si un candidato es elegido o no, es su propuesta de empleo.

¿Qué deben hacer las Administraciones para generar empleo sostenido y digno? Este panorama que termina convertido en un problema de salud pública, amerita intervenciones coyunturales eficaces por parte del sector público, respaldado por el sector privado y acompañado por las instituciones de educación, con enfoques claros que apunten a un buen ambiente para la inversión, pues desde los gobiernos se debe trabajar de manera agresiva contra la delincuencia común, el crimen organizado, el exceso de impuestos y regulaciones y la corrupción; y además, crear y promover incentivos fiscales, tributarios y económicos para que los empresarios puedan percibir un mejor ambiente para establecer sus compañías en el Cesar. Todo esto, aunado al mejoramiento de la calidad en educación, haciéndola más pertinente y ajustada a las necesidades del aparato productivo de la región y alineada con las vocaciones productivas de la zona de influencia.

Está claro que la minería genera empleos de enclave, solo mientras se dan las actividades de explotación, una vez finalicen dichas actividades con ellas lo hacen la generación de dichos empleos, y la construcción genera empleo cíclico en un sector que se ha caracterizado históricamente por emplear en condiciones de informalidad, indignidad e inestabilidad. Es por ello que Valledupar y el Cesar deben buscar y retomar los sectores agropecuario, turístico, cultural, agroindustrial, sectores a través de los cuales podrá generar mejores empleos sostenibles y que mejoren las condiciones de vida de sus habitantes.

 

 

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