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Emiliano Zuleta Baquero, el de La Gota Fría

Un 11 de Enero le festejamos el cumpleaños al viejo Emiliano en el Kiosco de Poncho en Valledupar. Más que una Parranda Vallenata, esa reunión cargada de mucho afecto, fue un rato familiar grandioso en la cual participaron activamente cada uno de los Zuleta Díaz. Allí la alegría fue desbordante y en especial la de ese verseador inteligente, dicharachero, de inigualable sentido del humor que con las notas picantes de su acordeón, les dijo a sus hijos en verso al iniciar la reunión:
“Mis hijos q son tan buenos, mis hijos q son tan buenos/para mi es un encanto
Pero en todas parte que canto/Se lo gana el gallo viejo”

El nombre de canción La gota fría lo puso Emiliano Zuleta, recordando  que  la vieja Sara comentaba que en Tunja había una cárcel que tenía un cuarto muy estrecho con un hueco en la parte superior por donde le entraba al preso gotas de agua helada que lo volvían loco.

Y para rematar con pícara sonrisa les agregó: “aún tengo un hijo chiquitico pero estoy haciendo otro”. Ese es Emiliano Zuleta Baquero el hijo de la Vieja Sara, mujer bailadora de cumbiamba, verseadora y carismática que acompañaba con sus cantos el acordeón de su esposo Cristóbal Zuleta. Los pobladores de la Jagua del Pilar, donde su hijo Emiliano nació, recuerdan que allí había un acomodado que tenía una tienda, como había llovido y había lodo en la calle no le permitieron subir al pretil de la casa a una señora que quería hacer unas compras. A la vieja Sara que estaba en una parranda cercana, le contaron lo que le había sucedido, de inmediato reaccionó con un verso mordaz que aun retumba en la memoria de sus paisanos:

La torre más elevada/y el más elevado templo Se derriba con el tiempo/y viene quedando en la nada.

Emiliano aprendió muy joven a hacer versos de cuatro palabras, a construir décimas que se utilizaban en fiestas patronales, como las que le hizo a la Jagua del Pilar: El Dividivi, aprendió a tocar la caja y a ejecutar el carrizo de cinco huecos, antes de conocer los secretos del acordeón.

Cuando escuchó el sonido del acordeón en El Plan, Sierra montana, le llamó profundamente la atención, pero como no tenía medios económicos para conseguirla tomó prestado el acordeón de su Tío Francisco Salas y se lo llevó para su finca en la sierra para aprender a tocarla. Al sentirse seguro del instrumento bajó a Villanueva y frente a la casa de su Tío interpretó un merengue que le había compuesto cuyos versos dicen así: “Le vivo rogando a Dios / que me perdone mi tío / por culpa de un acordeón / que yo me llevé escondío /. Francisco impresionado por las notas del acordeón despertó y le dijo: “Hombe, sobrino, si ya usted toca más que yo; yo creía que era Chico Bolaños; tome, llévese este otro que está mejor”. Esta manifestación de aceptación y reconocimiento incidieron notoriamente en el rumbo de su vida musical.

Veseador y compositor

Como los fines de semana bajaba de su Finca Los portoncitos en La sierra montaña donde cultivaba café, plátano, ñame etc, a vender sus productos a Villanueva aprovechaba para encontrarse con sus amigos con quienes organizaba grandes parrandas con la participación de varios acordeoneros de la región poco a poco se fue dando a conocer como verseador incisivo en versos de cuatro palabras, como compositor y como acordeonero en este tipo de reuniones y en las fiestas patronales. El viejo Emiliano al conocer la construcción de versos que le hacia a las décimas, le agregó al verso de cuatro palabras, unos versos más largos que sólo el sabía hacer, lo que significo una gran innovación en la estructura de sus composiciones y marcó un estilo inconfundible en sus piquerias. La facilidad para componer una canción era envidiable! compuso muchas canciones tales como: “El Indio Manuel María”, “Carmen Díaz”, “El Regreso de Carmen”, “Con la misma fuerza”, “La Pimientica”, “Las Enfermeras”, “Mis Hijos”, “Delirio” Villanueva”, El zorro, El robo, El piñal, Villanueva, Las enfermeras, Mis pocos días, La piqueria. etc.

La Piqueria con Morales

Me contó el Viejo Emiliano: ” en una población cercana a Valledupar, Guacoche, había un músico muy bueno que decía que el tocaba y componía mejor que yo, me mandaba versos fuertes que yo le respondía como este: Emiliano es un blanco descolorido que no puede con la maleta (el acordeón) porque tiene paludismo. De inmediato le contesté: Morales se ha puesto bravo/porque Mile es de color/que se unte blanco de zinc/ y no se deje ver del sol. Recuerdo también otro reca’o en verso que me mando: Emilianito no sale de la Sierra porque la carne la come sin hacer gasto, Emiliano lo que come en la sierra es zorro, chucho, marimonda y maco. Como Moralito vivía a orillas del Río César le conteste: Moralito anda diciendo que yo como toda clase de animales/pero el no se fija /q el come mutua, puerco, poncho/, ratón y caimanes”

Esta contienda de lleva y trae duro mucho tiempo, por fin se encontraron en las fiestas patronales de Urumita, pero Morales evitó la piqueria. Emiliano molesto porque no le aceptó el reto le compuso La gota fría (1938) cuyo nombre se lo puso recordando que la vieja Sara comentaba que en Tunja había una cárcel que tenía un cuarto muy estrecho con un hueco en la parte superior por donde le entraba al preso gotas de agua helada que lo volvían loco. Te va a caer la gota fría, decía constantemente la Vieja Sara.

Solo diez anos después se volvieron a encontrar y con un fuerte abrazo zanjaron las diferencias musicales estos dos gladiadores únicos: Morales creador de melodías en la cual se han montados algunas de las mas bellas canciones vallenatas, y Emilianito, un maestro capaz de resumir en un verso los que otros no lo dicen en un millón de palabras.

“Me lleva él o me lo llevó yo / pa’ que se acabe la vaina / ay Morales a mí no me lleva / porque no me da la gana“

 

Por Ricardo Gutiérrez

Categories: Cultura
Periodista: