Una emergencia sanitaria se registra en varios sectores de Valledupar, a raíz del rebosamiento de una alcantarilla, cuyas aguas servidas corren por los barrios Garupal, Iracal, La Popa y Dangond, donde sus habitantes se encuentran desesperados y molestos por convivir con los malos olores.
Esa incómoda situación se registra desde el pasado Domingo de Ramos, lo que ya ha empezado a disgustar a los vecinos de esos sectores porque no soportan los fétidos olores.
El manjol sigue botando el agua servida y esto se produce debido al taponamiento de la tubería que lleva a su emisario final, y está ubicado en la calle 7A con carrera 21 del barrio Esperanza Norte, donde sus vecinos no se atreven a salir a la puerta de la calle, ni a la tienda a realizar sus compras por el olor nauseabundo que circunda por ese sector y otros barrios aledaños, hasta donde ha llegado el mal olor.
La comunidad residente en el sector anunció que las directivas de Emdupar tienen conocimiento de este rebosamiento desde el mismo día en que comenzó del derrame de aguas negras y hasta ayer en horas la tarde, no había llegado la cuadrilla de operarios para sondear la tubería que está taponada.
De acuerdo por personal de la cuadrilla encargada de estos trabajos, los taponamientos de la alcantarilla se producen en su gran mayoría al mal uso que le da la misma comunidad al echar grasa a los tubos, además que en descuido dejan ir trapos, toallas sanitarias y demás elementos que afectan el servicio. A esto se suma que en muchas casas, las tuberías de aguas lluvias están conectadas al alcantarillado y ahora en esta temporada afectan porque no hay suficiente capacidad.
Puntos de vista
Misael Pérez Nova, comerciante. Por los malos olores que se perciben aquí, las ventas se han reducido ostensiblemente. Los clientes no quieren salir de sus casas, porque el ambiente que se percibe, es tenaz.
Ingrid Rovira Vargas, vendedora de minutos. Es un olor que no se soporta, estoy trabajando aquí por pura necesidad. La gente casi no sale, porque el ambiente no es muy propicio y los clientes piensan que los carros los van a chispear con esa agua fétida.
Carlos Pérez Barros, tendero. Nos toca utilizar tapaboca, porque el mal olor no se soporta y para colmo de males, el agua servida está regada casi en toda la calle, que impide el normal desplazamiento de los transeúntes y temen que asean bañados por el paso de los carros.