Tras muchos años de contaminación, la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar, decidió declarar emergencia ambiental, sanitaria y ecológica, sobre la cuenca del afluente que nace en La Guajira y cae en el Cesar. Lo hizo a través de la resolución 0170 del 9 de marzo de 2015, por medio de la cual se declara la emergencia en la cuenca media y baja del río Cesar, debido a que dos mil litros por segundo de las aguas residuales de Valledupar están cayendo directamente a su corriente sin ningún tipo de tratamiento derramadas por la empresa Emdupar.
Un experto que pidió reserva en su nombre, le dijo a EL PILÓN que la situación del río Cesar “no se trata de maquillaje, si no de realidad”, porque después del puente Salguero, lugar donde caen las aguas sin tratar del acueducto de la capital del Cesar, hay comunidades y están sufriendo por afectaciones ambientales y humanas que son ocasionadas por la falta de “mano dura” con Emdupar.
“Las emergencias aquí no significa nada, son de momento, pero en realidad el río Cesar está muriendo de manera dramática con la inconsciencia de quienes tienen todo el modelo para poder aportarle y recuperarlo”, aseguró el ambientalista, quien explicó que el Cesar tiene un gran problema de flujo de agua, desde su vertiente, puesto que en los municipios guajiros ya se nota seco.
Cuando en otrora se hablaba y cantaban letras alegres, metafóricas o vividas, ahora solamente podría cantársele a una corriente ‘enferma’ que bordea con su caudal a los municipios de San Juan del Cesar, Villanueva, Urumita y La Jagua del Pilar en La Guajira; y Valledupar, San Diego, La Paz, El Paso, Astrea, Chiriguaná y Chimichagua en el Cesar.
El río Cesar tiene una extensión de 48.108 hectáreas, comparte con Valledupar 20.823 que equivalente al 48.30 %, y con La Paz 1.214 equivalentes al 2.8 %. De aquí en adelante la corriente cambia de color y olor, afectando población animal, humana y hasta especies vegetales, esto porque debido a la puesta en marcha del Colector Oriental de aguas residuales, por parte de la empresa de servicios públicos, Emdupar, al Cesar caen las aguas después de pasar por la planta de tratamiento El Salguero, diseñado para una población de 360 mil habitantes, proyectada al año 2015, pero con el incremento de la ciudad a unos 450 mil y la capacidad de la misma colapsó.
Para que la planta El Salguero tenga una estabilidad operativa óptima para el año 2043, se requiere una inversión de más de 150 mil millones de pesos. Por lo pronto el Plan Maestro de Acueducto incluye un pretratamiento a las aguas residuales.
Pero no solo el río Cesar es afectado por la falta grave que comete Emdupar, su corriente desemboca en la ciénaga de Zapatosa que luego finalizan en el río Magdalena y finalmente cae al mar.
“Hoy no existen alarmas porque el agua se está desbordando. Cuando deje de llover arranca de nuevo el señalamiento a todos. Parece que la autoridad está de fiesta, hacen un escándalo pero no hay seguimiento al control, si hubiese un seguimiento estricto habría una mejoría en las aguas residuales”, sostuvo la fuente consultada por este medio.
Además se suma que la empresa Coolesar no está haciendo su tarea frente al proceso de residuos líquidos, que son tirados al alcantarillado de la capital del Cesar. Así lo demostró Corpocesar tras amonestación en varias ocasiones a dicha entidad.
Desde su nacimiento
El río Cesar recorre 280 kilómetros desde su nacimiento en la Sierra Nevada de Santa Marta hasta su desembocadura en el río Magdalena. Atraviesa principalmente por zonas rurales o corregimientos, donde las actividades principales de sus habitantes son la agricultura, la ganadería, la minería (El Paso y Chiriguaná), la explotación de material de arrastre y la pesca (con mayor intensidad en Chimichagua). Cada una de estas afecta negativamente al río.
Sin embargo, la fuente de contaminación más frecuente es el vertimiento de aguas residuales al río sin la debida remoción de su carga contaminante; el punto más crítico está entre el puente Salguero hasta el Magdalena, surtiendo de paso a la ciénaga de Zapatosa, lo anterior publicado por el Centro de Estudios Económicos Regionales –CEER.
El vertimiento de las aguas residuales se da luego de que el cien por ciento de éstas, llegan a la laguna de oxidación El Salguero. Anteriormente, se tenía la planta El Tarullal desde donde vertían alrededor del 30 % de las aguas residuales de Valledupar y en la Salguero el 70 %. Este año, El Tarullal fue cerrado y por ente todas las aguas negras caen al Cesar por El Salguero.
EL PILÓN consultó al ministro Gabriel Vallejo López para conocer la posición de la entidad nacional después de decretada la emergencia sanitaria sobre el Cesar.
“Se crearon unas mesas interinstitucionales y unos planes de acción, el próximo mes de diciembre el municipio tendrá que presentar una acción muy concreta, se contrató una empresa que está haciendo actividades de limpieza de esos vertimientos con el fin de no aumentar la contaminación del río, pero aquí hay que darle una solución definitiva”, exhortó Vallejo López.
Mientras tanto el director de Corpocesar, Kalet Villalobos Brochel, señaló que esta semana la Emdupar debió iniciar con una contratista a hacer las primeras mediciones para mirar el estado en qué está el vertimiento de aguas, “y como tarde, la próxima semana se debe iniciar a verter al alcantarillado y la laguna de oxidación, las bacterias con que aspiramos en unos dos meses mostrarle un mejor estado del río Cesar como tal a la comunidad del departamento”.
El funcionario agregó que el Pomca del río fue adjudicado y está próximo a entrar en acción.
Sanciones y sanciones
En febrero de 1997, la Corporación Autónoma del Cesar, Corpocesar, ya conminaba a la empresa Emdupar corregir las fallas que estaban contaminando el río Cesar.
En una publicación del periódico El Tiempo, aparece el titular ‘Piden a Emdupar corregir fallas que contaminan el río Cesar’, y todo porque había quejas por los malos olores y la posible contaminación del río tras el vertimiento de las aguas de la laguna de oxidación de Emdupar, que obligó a Corpocesar a realizar una inspección técnica.
De igual manera, el Departamento Administrativo de Salud del Cesar (Dasaluc), emitió en esa ocasión un concepto por la contaminación de las aguas que vertían las lagunas de oxidación y los desechos de algunas empresas. Dicho informe contempló una serie de recomendaciones entre las cuales, la buena cocción de los pescados para evitar enfermedades, como el cólera.
Sin embargo, el fétido olor nunca se fue y ahora el tema es tan crítico que ningún tipo de tratamiento baja los niveles de afectación sobre la cuenta media del Cesar.
Por Carlos Mario Jiménez / EL PILÓN
carlos.jimenez@elpilon.com.co