Por Imelda Daza Cotes
La implementación del modelo neoliberal no implicó sólo la apertura de las fronteras comerciales sino la reducción del tamaño del Estado-Nación mediante la venta de las empresas estatales a las grandes corporaciones transnacionales. El libre mercado se encargaría de redistribuir el bienestar y la inversión extranjera sería la panacea económica. Vanos sueños que se tornaron en pesadillas cuando los servicios públicos pasaron a manos de empresarios extranjeros cuya voracidad no ha conocido límites y cuyo primordial interés ha sido esquilmar a indefensos usuarios para maximizar ganancias. Es lo que se concluye de la prestación del servicio de energía eléctrica en la Costa Atlántica, donde la subnormalidad es del 92%, es decir, los usuarios no tienen conexiones adecuadas o carecen del servicio. Es la región con los mayores índices de pobreza y la peor servida en cuanto a energía eléctrica. Los usuarios parecen por fin, indignados. Las protestas crecen. Las quejas son múltiples. Las tarifas se aumentan por encima de la inflación; los usuarios tienen que reducir o suprimir otros gastos familiares para pagar el servicio. La alternativa es no pagar entonces la empresa los castiga con cortes o apagones colectivos y prolongados; con sistemas no confiables de medición del consumo, medidores comunes, mediciones centralizadas o estimadas. Han implementado un sistema represivo que ninguna autoridad controla porque la Superintendencia de Servicios es inoperante. Lo último en arbitrariedad ha sido la venta del servicio pre-pagado, o sea, pague primero y sírvase después, esto es inaudito y único en el mundo; igualmente aberrante es que en la factura del servicio ofrezcan seguros médicos. Electricaribe se volvió intermediario-financiero.
Otras quejas están relacionadas con la deficiente infraestructura que causa mortales accidentes. Entre 2011-2013 han muerto 91 personas electrocutadas por el mal estado de las redes. La empresa no asume ninguna responsabilidad. Los reclamos de los usuarios no son atendidos y las reconexiones demoradas. Para reducir costos y aumentar ganancias la empresa realiza apagones/cortes masivos en los sectores de bajo consumo; los pobres no son rentables para Electricaribe El carácter monopólico(no hay competidor) y la ausencia de controles permite los abusos mientras las ganancias crecen, gracias, entre otros, a los subsidios del gobierno, que continúan, a pesar de la pésima calidad del servicio.
He aquí un ejemplo claro de los “beneficios” que se derivan de las privatizaciones a favor de transnacionales que además remiten al exterior buena parte de sus utilidades. Los abusos de Electricaribe están gestando un serio conflicto social.