El zorrito temblaba de miedo entre los matorrales se había quedado completamente solo, estaba esperando a su madre, pero ella jamás volvería un cazador la había matado. Una zorra que pasaba por ahí escucho los gemidos del zorrito, así que le pregunto ¿por qué estás solo en medio del bosque, donde está tu madre?
La zorra le dio calor y le dio leche, luego retrocedió, haciendo a un lado al zorrito lo miro y estaba dormido. Las horas pasaron y la madre no aparecía, la zorra comenzó a preocuparse debía volver a la madriguera, donde sus hijos la esperaban.
De repente se detuvo asustada escuchando unos ladridos y era sin duda el perro del cazador que rastreaba las huellas de los zorros y los perseguía para matarlos, la zorra corrió con el zorrito en los dientes y el perro más atrás, la zorra se escondió en un matorral.
Al otro lado del arroyo el perro rastreaba el olor de la zorra, gruñía, furioso ladraba y volvía a olfatear la tierra. Pero no encontraba nada y se fue. Había anochecido la zorra corría por el bosque con el pequeño en el hocico, y se había alejado demasiado de su madriguera de repente apareció un tejón y quiso saber que llevaba y la zorra puso al zorrito en la hierba y lo protegió con su cuerpo levanto la cabeza y enseño sus dientes con furia diciendo: Es mi nuevo hijo, y el tejo le respondió para que lo quieres si tienes muchos.
L a zorra comenzó a pelear con el tejón y ambos salieron lastimados pero la zorra le gano y el tejón salió huyendo, la zorra al fin llego a la madriguera y los hijos brincaban de alegría y ella les dijo: Aquí les presento a su nuevo hermano, ellos lo aceptaron como su nuevo hermano con mucha alegría y pasaron muchos años, todos crecieron y luego cada uno hizo su propio hogar.
Autor: César Contreras – I.E Luis Ovidio Rincón Lobo