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El voto de opinión

A pesar de ser un acérrimo crítico de la elección popular de alcaldes y gobernadores -por la manera como se ha corrompido este esquema electoral- debo reconocer que el pasado domingo fueron más los buenos que los malos gobernantes los elegidos en la contienda electoral. Sobre todo, en las ciudades capitales.

En Bogotá, por ejemplo, el triunfo del voto de opinión fue en bandeja doble. Además de elegir a Enrique Peñalosa -el candidato con mayor experiencia en desarrollo urbanístico- se rompió la hegemonía de 12 años de funestos gobiernos de la izquierda del Polo Democrático. Se propusieron acabar con Bogotá, y lo lograron.

En Medellín, los paisas tenían una nomina de lujo. Federico Restrepo, con una brillante e intachable carrera política le ganó en la última semana a dos candidatos de grandes ligas, Juan Carlos Vélez y Gabriel Jaime Rico. Con cualquiera de los tres, estaba garantizado el pujante desarrollo que lleva esa ciudad.

El triunfo del empresario Mauricie Ermitage en Cali, es el más meritorio de todos. Los caleños entendieron que Angelino (a pesar de ser un buen ser humano), estaba impedido físicamente para administrar la ciudad, que no era confiable dejar en manos del cuestionado politiquero Roy Barreras, la tesorería de su ciudad y que había que darle continuidad al buen gobierno del actual alcalde Rodrigo Guerrero.

En mi querida Barranquilla, la tienen bien clara. Ningún desarrollo importante de una ciudad se realiza en cuatro años y por ello decidieron blindar por doce años, el exitoso desarrollo urbanístico de la arenosa en manos de la llave Alex Char y Elsa Noguera. El departamento del Atlántico va por el mismo camino del desarrollo económico y social, con la dupla de Antonio Segebre y Eduardo Verano.

Una ciudad que viene pidiendo vía para entrar al ranquin de las cinco ciudades más prósperas del país, es Montería. Ellos, al igual que los barranquilleros, llevan ocho años (y van para los 12), eligiendo a dos exitosos emprendedores de la gerencia pública para mantener la continuidad del tremendo desarrollo urbanístico que trae esa ciudad. La dupla Correa-Pineda tiene blindado el desarrollo económico y social de esa floreciente región.
El país entero celebra el golpe de estado que los sincelejanos y sucreños le dieron a Jair Acuña y a toda esa clase dirigente vergonzosa que tenía a esa región sumergida en la más grande miseria y abandono. Tienen un reto muy grande por delante el nuevo gobernador Edgar Martínez y el alcalde Jacobo Quessep.

El departamento del Cesar también tenía dos grandes candidatos y el pueblo optó por elegir a Franco Ovalle, un empresario honesto, visionario y con el gran reto de desarrollar el más ambicioso plan de desarrollo agropecuario para exportación. Los vallenatos le dieron el voto de confianza a Tuto Uhia, un joven con ganas de ponerle orden a la inseguridad y al caos vehicular de la ciudad. Ojalá se rodeen bien.

En Neiva y Pereira, el voto de opinión también fue triunfador. El médico Rodrigo Sánchez y Juan Pablo Gallo, respectivamente, son prendas de garantía para el desarrollo y progreso de esas ciudades. Podría citar muchos casos más, pero el espacio en esta columna no me lo permite.

Ojalá el voto de opinión siga multiplicándose en las próximas elecciones. Es la única herramienta para combatir la corrupción y la mediocridad en la administración pública.

*Consultor en financiamiento agroindustrial.

 

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